El Gobierno chino ha dado la orden a sus médicos para que dejen de fumar, para de esta manera dar ejemplo al resto de la población y acabar con un hábito que secundan 350 millones de chinos y causa la muerte de un millón cada año.

En palabras de su ministro de Salud, Chen Zhu, “los médicos y aquellos que toman decisiones relacionadas con la salud de la población deberían llevar la iniciativa y dejar de fumar, y prohibir completamente el fumar en lugares cerrados para dar buen ejemplo a sus pacientes y a otros que los admiran”.

Además, según continuó el titular de Sanidad, “la experiencia internacional demuestra que cuando los médicos dejan de fumar animan a muchos otros a abandonar el hábito”. El 57% de los médicos varones fuma, constituyendo así el mayor porcentaje de facultativos consumidores del mundo. Por el contrario, no hay datos de prevalencia en el caso de las féminas.

Aunque China puso en marcha una serie de medidas y prohibiciones el año pasado, con motivo de la celebración de los Juegos Olímpicos, el respeto a muchas de las normas se ha relajado ante la imposibilidad de controlar su aplicación. Además, el bajo coste del tabaco en el país, donde se puede adquirir una cajetilla por unos céntimos de euros, tampoco facilita el abandono del hábito.

De momento, la Asociación de Medicina Preventiva China ha puesto en marcha entre el personal médico esta campaña, a la que se han unido una veintena de asociaciones del sector y universidades. Asimismo, algunos hospitales, como el Chaoyang de Pekín, han recurrido a ofrecer «bonos anti-tabaco» a los empleados que no fumen, en una iniciativa que está cosechando un gran éxito.