El municipio de Bullas, en el noroeste de Murcia, cuenta con unas cifras de tabaquismo juvenil muy elevadas. En el único instituto del pueblo, un 62% de los alumnos de los tres primeros cursos de la ESO ya ha probado el tabaco y más de un 19% lo consume habitualmente. Los amigos y los hermanos mayores son los que más promueven este tipo de adicción, según afirma un estudio de «Atención Primaria«.

En diciembre de 2000 y de 2001, un grupo de especialistas encuestó a los alumnos de primero, segundo y tercero de la ESO del Instituto «Los Cantos». A partir de estas entrevistas el trabajo analiza el uso del tabaco por parte de 529 estudiantes -293 chicos y 236 chicas- con una edad media de 13,2 años.

Un 62% de los adolescentes afirmó haber fumado alguna vez y un 19,1% declaró ser usuario habitual. En cuanto a este último porcentaje, los especialistas del hospital J.M. Morales Meseguer de Murcia explican que «es superior al observado en la región de Murcia entre estudiantes de segundo de ESO, donde se sitúa en un 12,2%, y al de otros estudios realizados en Lérida (13,62%), Barcelona (9,7%), Extremadura (18,27%) o los publicados por el Plan Nacional sobre Drogas, con un 15,8% de consumidores habituales a partir de los 15 años». De hecho, Pedro García Martínez -uno de los autores- ha declarado a elmundo.es que «son cifras muy alarmantes y probablemente de las más altas de España en las edades de estudio, alumnos de 12 a 14 años».

Este enfermero ha subrayado, además, la necesidad de poner en marcha estrategias preventivas en una población que tiene un alto riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el consumo de cigarrillos.

Más mujeres fumadoras

En esta nueva investigación, un mayor número de mujeres que de hombres reconoció haber probado el tabaco y consumirlo habitualmente. De hecho, se registró un 8,5% más de chicas fumadoras.

«El consumo de tabaco se ha mantenido estable a costa del consumo femenino, que está provocando un cambio en las tendencias de consumo tabáquico de los adultos, con un descenso entre los varones y un aumento entre las mujeres», explican los investigadores.

Los amigos y los hermanos mayores

Según destaca el propio trabajo, dos variables resultaron especialmente relacionadas con el inicio del hábito: el consumo de los amigos y el de los hermanos mayores. Ambas suponen los principales factores de riesgo tanto para el consumo como para la experimentación con el primer cigarrillo.

La adicción al tabaco de la madre, aunque tuvo una menor importancia, también resultó relacionada con la de los hijos. Sin embargo, la del padre no ejerció este tipo de influencia sobre estos adolescentes murcianos.

«El resto de elementos actitudinales presentados como factores de riesgo se relaciona con la presión ejercida por el grupo de amigos y hermanos, por lo que sería necesario actuar sobre ellos en los programas de prevención del tabaquismo», concluye el trabajo.