El consumo de tabaco sin humo, es decir, el que se masca o se esnifa, acrecenta el riesgo de contraer algunos tipos de cáncer, pero probablemente menos que el hecho de fumar, estima un grupo de especialistas en la edición de julio de la revista médica The Lancet Oncology.

Estos productos contienen más de 30 sustancias cancerígenas, sobre todo nitrosaminas, subrayan Paolo Boffetta, del Centro Nacional francés de Investigación sobre el Cáncer, y sus colegas.

Los estudios realizados en Estados Unidos y Asia sugieren que el tabaco sin humo multiplica por más de dos veces y media el riesgo de cáncer en la cavidad bucal, pero investigaciones similares en Europa no detectan ningún tipo de aumento. Una combinación de esos datos se traduce en una elevación del 80% del riesgo.

En cuanto al cáncer del esófago y del páncreas, las posibilidades se disparan un 60%, mientras que para el de pulmón los resultados son contradictorios, de 0 a 80%. El equipo del doctor Boffetta no recomienda el tabaco sin humo como sustituto del cigarrillo.

«El riesgo de cáncer, sobre todo de la cavidad bucal y del pulmón, es probablemente más débil entre los consumidores de tabaco sin humo en Estados Unidos y en Europa del Norte que entre los fumadores», concluye. Pero esa probabilidad es «más elevada entre los consumidores de tabaco sin humo que entre las personas que no consumen ningún tipo de tabaco», apostilla.