El número de hombres adictos al juego triplica al de mujeres en España, aunque la población femenina reconoce peor la necesidad de tratamiento, según ha destacado recientemente en Oviedo el profesor titular de Psicología de la Violencia y Diversidad Humana en la Universidad de Oviedo, Javier Rodríguez Díaz.

El mayor índice de adicción al juego se da entre varones solteros y jóvenes», ha destacado este especialista. De hecho, el desarrollo de los problemas de juego «suele asociarse a acontecimientos vitales estresantes (separaciones muerte malos tratos) y a contactos tempranos (entre 10 y 12 años) con el juego y las apuestas», añade.

El mayor grupo de jugadores patológicos se sitúa entre los 18 y los 40 años, con un perfil que se corresponde con la clase media o media-baja. «Suelen existir antecedentes familiares de adicción no sólo al juego sino a otras actividades o sustancias», ha recordado este especialista.

En su ponencia El perfil del jugador patológico, en el marco del Curso de Inspección y Control Policial del Juego para agentes de la Unidad de Policía Adscrita del Principado de Asturias, el psicólogo ha explicado que las personas ludópatas se caracterizan por tener una dependencia emocional del juego y una pérdida de control que interfiere en el funcionamiento de su vida cotidiano, incluidas «distorsiones cognitivas» como el optimismo irracional y el pensamiento supersticioso.

Por otro lado, destacó que el «ansia por jugar» también denominado craving -excesiva preocupación y deseo intenso de satisfacer la necesidad que se siente de llevar a cabo la conducta adictiva- es el primer síntoma de los ludópatas.

Las personas afectadas padecen sobre todo «una perdida de control» que se traduce en el aumento del nivel de gasto y la incapacidad para detener su conducta.

Y es que, «el límite entre jugar mucho y ser adictos radica en la libertad y control para decidir: el adicto no es libre, ni puede controlar sus impulsos que le llevan a jugar», explica este especialista. Además, «no reconocen que tienen un problema, porque ven que la gente juega para solucionar problemas -loterías, primitivas, etc.- y no se dan cuenta que ellos han perdido totalmente su libertad», añade.

Para este especialista existe una relación directa entre la ludopatía y «la tendencia a sufrir algún tipo de desorden emocional, en ocho de cada diez casos, así como las depresiones recurrentes, en tres de cada diez adictos al juego». Así mismo, en casi dos de cada diez casos, la adicción al juego se combina con el abuso alcohol y otras drogas.

Jóvenes y adictos al juego

En los últimos tres años, el número de adictos a los videojuegos y a los juegos de rol «ha crecido», ha advertido este especialista, como el resto de juegos a los que una persona puede ser adicta.

De ahí que este psicólogo insista en la importancia de la educación para que los niños no cojan hábitos que les pueda perjudicar en el futuro, como por ejemplo el familiarizarse con sorteos y juegos de azar que en principio pueden parecer inofensivos.

Para prevenir este problema, el especialista aconseja estar en alerta y «no ver en el juego como una solución de los problemas». En segundo lugar, si existe la sospecha de una posible adicción, «es fundamental ponerse en manos de un especialista cuanto antes».

A la familia le concede un papel importante pero no la responsable final de la resolución del problema. «La adicción al juego no se soluciona en el entorno familiar, aunque debe tener un papel de apoyo en el proceso deshabituación, para evitar consecuencias en la vida personal de la víctima, en lo económico, en el rendimiento, en la vida social y sobre todo familiar», concluye el psicólogo.