Las alarmas están prendidas. El aumento en el poder narcótico de la marihuana la mantiene en el primer lugar entre las drogas ilícitas más consumidas en Europa.

Según un estudio de la Coordinación Nacional de la Política de Drogas, que tiene su sede en Suecia, en 1961 los niveles de THC (Tetrahidrocannabinol, el componente psicoactivo más importante del cannabis, que permite fabricar lo que han dado en llamar como la «supermarihuana») no superaban el 5 por ciento. Hoy, la cifra está por encima del 20 por ciento. Es decir, cinco veces más potente que hace medio siglo.

Las cifras del Observatorio Europeo de las Drogas son más conservadoras, pero igual de preocupantes: el contenido de THC encontrado en la marihuana actual está entre 1 por ciento y 17 por ciento. Con esta última cifra se multiplica casi por cuatro el máximo de hace 50 años.

Las técnicas mejoradas de cultivo -sobre las que el informe sueco no ofrece detalles- también se encuentran entre las mejoras que hacen de la marihuana la preferida de Europa. Aunque eso no significa necesariamente que ahora sea más adictiva.

El cannabis, «padre de la marihuana», es la droga ilícita más consumida en el Viejo Continente, según el informe revelado el miércoles pasado por el Observatorio Europeo, con sede en Portugal.

Según el documento presentado por esta organización, al menos uno de cada cinco europeos entre los 15 y los 64 años (unos 70 millones) ha probado cannabis en el transcurso de su vida, al año se registran 23 millones de adultos consumidores y unos 13 millones de personas lo han usado en los últimos 30 días.

La evolución de la sustancia sigue haciendo de la marihuana una de las drogas más atractivas. Debido a su naturaleza extremadamente grasosa, los derivados del cannabis solo se disuelven en aceite u otras sustancias similares, por lo que permanecen más tiempo en el organismo -especialmente en el cerebro- y su efecto es más prolongado, afirma la institución sueca. Una motivo más para satisfacer a los consumidores.

El peligro de la producción doméstica

En Europa, dice el Observatorio de las Drogas, se han destacado históricamente tres formas de consumir cannabis: como resina (la más habitual, acompañada con residuos de tabaco), como hierba (cuya demanda se mantiene en crecimiento) y como aceite (la menos usual).

La mayoría de resina de cannabis que se consume en el Viejo Continente viene del norte de África (el 70 por ciento se produce en Marruecos), aunque la mitad de los países europeos reportó tener producción local en el 2005.

El cultivo doméstico -especialmente el de la marihuana de alta potencia- tiene implicaciones negativas en el control de las actividades relacionadas con su tráfico y consumo: «El hecho de que esta droga crezca dentro o al menos cerca del mercado potencial puede significar que es menos interceptado y menos visible», dice el informe.

«Dado que el cannabis puede cultivarse en toda una serie de entornos distintos -agrega-, e incluso crece de forma salvaje en muchas partes del mundo, resulta extremadamente difícil elaborar estimaciones convincentes sobre la producción mundial».

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd) cree, sin embargo, que la producción de hierba de cannabis ha bajado de 45.000 toneladas en el 2004, a 42.000 toneladas en el 2005.

Aunque las tendencias en cada país varían, la situación es muy compleja entre los menores de edad, pues se considera que la marihuana es la droga más usada por la población joven. De todas maneras, se nota una tendencia a dejar de consumirla a medida que se crece, ya que a veces solamente se experimenta con ella.

Según una encuesta realizada en las escuelas europeas, los índices más altos de consumo permanente de cannabis entre los estudiantes de 15 y 16 años se presentan en Bélgica, República Checa, Irlanda, España, Francia y Reino Unido, con cifras entre 30 por ciento y 44 por ciento.

Alemania, Italia, Holanda, Eslovenia y Eslovaquia reportan índices alrededor del 25 por ciento. Grecia, Chipre, Rumania, Suecia, Turquía y Noruega tienen cifras por debajo del 10 por ciento.

Entre los adultos, las cifras por países presentan grandes variaciones: Bulgaria, Malta y Rumanía registran las cifras más bajas, a partir del 2 por ciento; mientras que las más altas están en Dinamarca (36,5 por ciento), Francia (30,6 por ciento), Reino Unido (29,8 por ciento) e Italia (29,3 por ciento).

Se espera que el consumo actual de marihuana se encuentre en un pico que obligue a un descenso generalizado en el futuro, pues a pesar de las altas cifras y el incremento de los últimos años, se tiende hacia la estabilización.

En Europa se ha intentado pasar de un esquema de responsabilidad criminal ante la justicia por la posesión y uso de pequeñas cantidades de cannabis, hacia la prevención y el tratamiento. Sin embargo, según el Observatorio, entre el 2000 y el 2005 aumentaron los casos judiciales relacionados con el porte de marihuana en un 36 por ciento.

Por otra parte, del total de nuevos pacientes que requirieron tratamiento médico por consumo de drogas (unos 130.000 en 22 países, durante el 2005), el 29 por ciento lo hizo por cannabis, cifra superada solamente por el 35 por ciento que acudió por consumo de heroína.

En algunos casos, la droga era usada en conjunto con alcohol u otras sustancias ilegales. Las principales características de los consumidores es que eran hombres jóvenes en edad escolar.