El aparatoso accidente de un camión cargado con bombonas de nitrógeno líquido ocurrido hace unas semanas en Barakaldo evidenció el riesgo que supone el transporte de materias peligrosas por carretera, pero sobre todo el sorprendente positivo en alcohol y drogas que su conductor dio con posterioridad al suceso que puso en vilo a numerosas familias que residían en las cercanías del siniestro. Las estadísticas que maneja la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco revelan, de hecho, que tres de cada diez personas fallecidas en accidentes de carretera habían consumido alguna de estas sustancias o ambas; una cifra que se eleva hasta casi la mitad (45%) a nivel estatal.

«Las autopsias realizadas a fallecidos en carretera muestran que un 30% habían consumido alcohol y/o drogas» confirma a este periódico la directora de este organismo, Amparo López. Un funesto porcentaje que pretende ser reducido a través de los controles que tanto Ertzaintza como Policías Municipales disponen con frecuencia en la red viaria vasca con el objetivo de evitar estas arriesgadas y amenazadoras conductas para quien conduce, quien viaja en ese vehículo o simplemente para quien se cruza en su camino.

De hecho, la cifra de este tipo de pruebas ha aumentado en los últimos años a fin de prevenir accidentes o situaciones como la registrada en la localidad fabril.

Así las cosas, durante los ocho primeros meses de este año la División de Tráfico de la Ertzaintza ha practicado un total de 62.020 pruebas para detectar la ingesta de bebidas alcohólicas y ha intensificado a lo largo de este verano su campaña para descubrir posibles consumos de sustancias estupefacientes en los conductores, una circunstancia muy ligada al santoral festivo vasco.

Baste como ejemplo los diez positivos en droga detectados por la Ertzaintza en un dispositivo preventivo montado en Bergara coincidiendo con la celebración de una macrofiesta y al que fueron sometidos dieciséis conductores. Estos y otras decenas más se han sumado este verano a los 238 síes detectados en saliva entre enero y mayo. El año pasado, a modo comparativo, los positivos fueron 571, informa el Departamento vasco de Interior.

policonsumos «A estos preocupantes porcentajes se les suman otros factores que, para los especialistas de la División de Tráfico de la Ertzaintza, revelan una serie de cambios en los patrones de consumo de drogas y conducción, como son el gran incremento del consumo durante los fines de semana y el fenómeno del policonsumo de sustancias», describen desde la Dirección de Tráfico, al tiempo que alertan de la imprudente y alarmante ausencia de la percepción del riesgo entre los conductores. Con las drogas, recuerdan las mismas fuentes, no existen tasas como sucede con la alcoholemia. Así, el simple positivo a cualquiera de las cinco sustancias que detectan los aparatos: cocaína, opiáceos, THC (cannabis), anfetaminas y metanfetaminas implica una sanción administrativa de 500 euros y la retirada de seis puntos del permiso.

Un 42% más Las multas impuestas por la Ertzaintza a conductores que habían consumido sustancias estupefacientes (cannabis y cocaína fundamentalmente) se dispararon un 42% durante el año pasado debido, principalmente al incremento de los controles dispuestos en la red viaria vasca.

En este sentido, la directora de Tráfico del Gobierno Vasco, sostiene que «no denunciamos por denunciar». La meta, insiste la experta en movilidad y seguridad vial, es que cuando la gente se suba a un coche, una moto o un vehículo pesado tenga en cuenta que este tipo de comportamientos se vigilan y persiguen, y desista de hacerlo después de haber bebido o ingerido sustancias estupefacientes.

Este tipo de test (cuya realización requiere de entre cinco y diez minutos) permite hallar rastros de cannabis hasta cinco horas después de su consumo. «Hay que recordar que aunque pueden no sentirse sus efectos, la droga todavía puede ser detectada. La metanfetamina (speed), el MDMA (éxtasis) y la cocaína pueden llegar a ser detectadas incluso doce horas después de consumidas. Otros factores, como el consumo combinado de drogas, el metabolismo de cada persona, el sexo o la edad pueden afectar a la cantidad de tiempo necesario para que el organismo elimine las drogas y, por tanto, al tiempo durante el que van a poder ser detectadas en los controles», apostillan desde el Departamento de Interior. En cualquier caso, y sin apartar la mirada de los test de sustancias psicoactivas, el grueso de los controles a pie de asfalto está relacionado con el consumo de alcohol: en los cinco primeros meses fueron completados 1.296 test de drogas frente a 36.903 de alcoholemia.

Hasta agosto, más de 62.000 personas habían soplado a la boquilla del alcoholímetro. La mayoría de estas actuaciones (56.827) se llevaron a cabo en controles preventivos y el resto después de que los agentes hubieran comprobado alguna infracción o comportamiento extraño al volante o, lamentablemente, tras un accidente. En este sentido, los datos facilitados por el Departamento de Interior apuntan que no siempre la cantidad es sinónimo de éxito ya que, en ese elevado número de dispositivos preventivos únicamente hubo 1.418 positivos. Eso sí, de las 878 actuaciones efectuadas a consecuencia de alguna infracción de tráfico 743 tuvieron resultado positivo; y de las 4.315 pruebas realizadas a conductores implicados en un accidente 266 arrojaron una tasa por encima de la permitida: 0.3 para conductores noveles y profesionales, y 0.5 para el resto. Esas mismas estadísticas reflejan una tendencia realmente positiva ya que, una comparación con los datos del año pasado muestra un aumento del número de pruebas y que mes a mes disminuye el número de positivos.