El número de bebedores y de fumadores en Francia desciende, pero se mantiene estable la proporción de grandes consumidores de sendas sustancias, según el Barómetro de la Salud 2005 hecho público hoy.

El estudio muestra además que las conductas de riesgo para la salud tienen rostro masculino, pues la mayoría de los fumadores empedernidos, los bebedores frecuentes y los «enganchados» a las drogas ilícitas son hombres.

Efectuado por el Instituto Nacional de Prevención y Educación de la Salud (INPES), el barómetro revela que un 29,9 por ciento de los franceses fumaba el pasado año, frente a un 33,1 en 2000, con los mayores descensos observados en los jóvenes de entre 12 y 15 años de edad (-41 por ciento) y mujeres (-11 por ciento).

Sin embargo, la media de cigarrillos fumados por día pasa de 13,9 a 14,8, lo que indica que han abandonado el tabaco principalmente los pequeños fumadores, según los datos de la encuesta, elaborada a partir de las respuestas de más de 30.000 personas.

El tabaquismo masculino también se redujo (-9 por ciento), pero los hombres siguen fumando más que las mujeres, un 33,3 por ciento frente a un 26,6, respectivamente.

En cuanto al alcohol, su consumo «disminuye regularmente desde hace varios decenios», señala el informe.

Entre 2000 y 2005, el número de bebedores diarios bajó del 27,8 por ciento al 20,3 y el de bebedoras diarias del 11,2 al 7,3.

Al igual que en 2000, cerca de un 14 por ciento de los consultados dijeron que se habían emborrachado en 2005, principalmente hombres y jóvenes, y un 9 por ciento presenta riesgo de dependencia.

Por otra parte, los datos de iniciación al cannabis se mantienen estables respecto a 2000: Cerca de un 49 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 25 años declaró haber consumido esta sustancia en el año.

Si bien el pasado año no aumentó el número global de consumidores de cannabis, el de personas que fuman la droga de forma habitual (al menos diez veces al mes) alcanzó el 2,8 por ciento en 2005, frente al 1,7 en 2000, y son mayoritariamente hombres.

La experimentación con otras drogas ilegales «sigue siendo menos habitual», señalan los investigadores del INPES.

Entre 2000 y 2005, el consumo ocasional de éxtasis y cocaína aumentó «de forma significativa», aunque permaneció a «niveles muy bajos», concluye el estudio.