Es difícil calcular en qué medida ha influido la llamada Ley Antitabaco en las enfermedades del corazón, pero la incidencia del tabaquismo en los pacientes cardiovasculares ya estaba en retroceso antes de las polémicas normativas y sigue bajando, según dijo ayer, en Gijón, el especialista José Manuel García Ruiz, del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular.

La farmacología para este tipo de patologías todavía tiene «mucho recorrido por delante», especialmente en lo que se refiere a adaptar mejor los tratamientos a cada paciente concreto, pero más eficaces que las píldoras son los buenos hábitos de vida.

En ese sentido, sí parece que ya está todo bastante claro, porque, además del tabaco, el sedentarismo y la obesidad han demostrado que están detrás de muchas patologías. El problema es, indicó José Manuel García, que la mayoría de las personas fracasa a la hora de cambiar sus hábitos hacia prácticas más saludables, incluso cuando ya tiene una enfermedad cardiovascular detectada, y los medicamentos se convierten en la única solución.

Prevención

Como solución, José Manuel García apuesta por la prevención. Explicó que ya existen algunos programas tendentes a divulgar buenos hábitos higiéniconutricionales entre niños y los resultados obtenidos, con vistas a evitar la obesidad, son muy positivos.

Sobre la posibilidad de sustraerse individualmente a las amenazas cardiovasculares o si, por el contrario, la sociedad que vivimos impone factores de riesgo, como el estrés, José Manuel García concedió gran importancia a la actitud personal. «No todo el mundo afronta igual las cosas. Las mismas condiciones de trabajo pueden causar estrés a una persona y a otra no», dijo el médico.

La conferencia que abrió las sesiones clínicas del cuarto trimestre de 2013 en el Hospital de Cabueñes llevaba por título ‘Medicina Basada en Pruebas y Guías de Práctica Clínica. ¿Cómo interpretamos la evidencia?’. A modo de resumen, José Manuel García manifestó a EL COMERCIO que la experiencia de cada médico era antes la única forma de acertar en el diagnóstico y tratamiento, mientras que la medicina de la evidencia promueve la realización de grandes estudios para dar respuesta a las grandes preguntas, de forma que las respuestas lleguen a ser evidentes.

En ese contexto cabe enmarcar el trabajo del Centro Nacional de Investigación Cardiovascular, al que José Manuel García, especialista adscrito al HUCA de Oviedo, dedica una semana de cada mes.

Sobre el futuro del citado organismo, dado el recorte presupuestario que afecta a la investigación, José Manuel García que el Centro Nacional de Investigación Cardiovascular está financiado tanto por fondos públicos como privados, lo cual es una garantía, si bien ya se deja notar una merma de las becas que resta medios humanos.