Un total de 180 personas ha solicitado este año en Granada ayuda para abandonar su adicción a las drogas consideradas estimulantes. Las más usadas son el éxtasis, el «speed» y la cocaína. Se trata de productos considerados «fuertes» y con importantes efectos secundarios, que llevan a la euforia a quien los toma. Si ya de por sí entrañan riesgo, su mezcla con buenas dosis de alcohol puede convertirse en una bomba demoledora capaz de producir una parada cardiorrespiratoria. Eso es lo que, según los primeros indicios, pudo ocurrirle al chico que falleció el pasado domingo en la avenida Cervantes de Granada. El joven murió por la mañana, al regresar a casa tras una noche de diversión en la que -según los testimonios policiales- mezcló alcohol y «speed». La combinación resultó letal en este caso.

El Centro Provincial de Drogodependencias -CPD, dependiente de la Diputación de Granada- ha recibido este año 180 peticiones de ayuda para abandonar el consumo de estos productos. En la actualidad, 120 de ellos siguen el tratamiento, mientras los restantes 60 han recibido el alta tras haber seguido el plan terapéutico, que es exitoso en la mayor parte de los casos.

Según el director del CPD, Antonio Torres, este organismo no distingue -a efectos de tratamientos- entre pastillas, «anfetas» y cocaína. De hecho, las combate a todas desde un mismo servicio, común para todas: la Unidad de Estimulantes.

Hiperactividad y euforia

Y es que todos estos productos guardan muchos aspectos en común: son poderosos estimuladores del sistema nervioso central. Su consumo produce un estado de hiperactividad, euforia, aceleración mental y disminución de la fatiga. Muchos de los consumidores las usan para aguantar toda una noche de «marcha» sin que les haga mella el cansancio.

Antonio Torres señaló que el máximo peligro se deriva de la mezcla de estas drogas con alcohol. El «speed», por ejemplo, es un estimulador, mientras que el alcohol es un depresor. Se trata, pues, de una combinación «contradictoria» capaz de desencadenar «complejísimas» reacciones internas del organismo, la peor de las cuales puede ser la muerte ocasionada por parada cardiorrespiratoria.

Incluso sin mezclarse con alcohol o tomadas en cantidades moderadas pueden ser peligrosas estas drogas estimulantes. Y es que sus efectos suelen ser muy dañinos en personas con insuficiencia hepática o renal, o con problemas cardiacos. «Por sí solo, el «speed» puede causar la muerte», apostilló Torres.

Otra de las características de estas drogas radica en que no generan una sensación de riesgo, ya que sus consumidores las suelen tomar durante los fines de semana, en momentos que asocian con la diversión. «Los consumidores creen que no son adictivas, pues no las suelen tomar entre semana, pero sí generan una considerable adicción. Se toma como algo frívolo, pero es un asunto serio», advirtió Antonio Torres.

El camino

Alrededor de la mitad de los consumidores de «speed» y pastillas acaba tomando cocaína, que es la reina de los estimulantes. De hecho, la mayor parte de las personas que piden ayuda para superar su adicción lo hacen cuando se enganchan a la coca, y no en la fase previa de uso de «anfetas» y «pirulas».

Según Torres, el precio de una dosis de «speed» puede ser de ocho a diez euros. El efecto de esta droga dura seis o siete horas. Habitualmente se toma en polvo -esnifada-, aunque también se puede consumir en pastillas.