Todos los programas de prevención de tabaquismo que se han puesto en marcha hasta la fecha han podido fallar en un planteamiento de base: apenas nadie empieza a fumar después de los 18 años. Por eso, hay que combatirlo antes. En este aspecto, las estadísticas dejan las cosas claras: el 30% de los escolares han probado algunas vez un cigarrillo.

Esta semana se pone sobre la mesa el plan nacional de prevención y control del tabaquismo, que entrará en vigor en 2003. El consejo interterritorial de salud, donde está representada la Junta, debatirá el borrador de un plan que, sobre todo, limita el acceso de los menores de 18 años al consumo. El borrador prohíbe la venta de cigarrillos sueltos y de paquetes con menos de 20 unidades, que son las fórmulas más extendidas y accesibles para los adolescentes. La idea es conseguir una venta personalizada, a través del DNI. Una estrategia muy parecida a la que la Consejería de Asuntos Sociales va a poner en marcha en los supermercados para impedir el consumo de alcohol entre menores.

Solución tecnológica

Uno de los puntos más conflictivos es la presencia de máquinas expendedoras automáticas. Los expertos y las asociaciones de prevención abogaban por su extinción. Sin embargo, la opción pasa ahora por máquinas inteligentes capaces de reconocer la edad del comprador y de preservar la intimidad de sus datos personales. El director general de Salud Pública, José María Martín Moreno, señala que ya existen «soluciones tecnológicas» que lo permiten, aunque no hay una sola. Se trata de máquinas expendedoras que detecta a los menores a través del DNI o de la huella dactilar.

Los expertos llevan años reclamando acciones claves para combatir el consumo. Desde el comité nacional de prevención, Juan Villalbí, apunta a la necesidad de implantar una política fiscal, regular la publicidad y la venta a menores, controlar el contenido de los cigarrillos e implantar espacios sin humo, un compromiso que ha puesto en marcha la Junta a través de las empresas saludables y que estará consolidado en diciembre.

Control legislativo

Entre las medidas contempladas en el plan de control figuran la exclusión del tabaco del IPC, el reconocimiento del tabaquismo como enfermedad crónica, inclusión de medicamentos en el sistema sanitario o considerar el humo del tabaco dentro de las sustancias nocivas ambientales. El plan andaluz ya contempla en uno de sus apartados el control legislativo y la posible implantación de sanciones. La Junta negociará con la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) normativas municipales que limiten el acceso de los menores. La Consejería de Salud está inmersa en una batalla contra las tabaqueras a las que responsabiliza de más de 9.000 muertes al año en Andalucía.