Cinco años después del revuelo causado por la decisión de la Junta de Andalucía de poner en marcha un programa experimental de dispensación de heroína para tratar a adictos a esta droga, el debate se ha rebajado sustancialmente en España y, en Europa, se ha reconducido al ámbito médico, aunque sigue vivo.

Hoy, muchos expertos consideran que esta opción puede ser válida sólo en pacientes muy determinados, con unas condiciones de vida muy deterioradas, que fracasan repetidamente con la metadona, y siempre con una finalidad de reducción de daños pero renunciando a que superen la adicción.

No obstante, tras las experiencias puestas en marcha en los últimos años tanto en España como países con una mayor tradición en este área, como Reino Unido, Holanda o Suiza, la controversia se mantiene en el ámbito científico. Esta misma semana, la prestigiosa revista British Medical Journal acogía en sus páginas un debate de expertos sobre este tema que revela que el consenso está todavía lejos de ser alcanzado.

Apropiado en algunos casos

Dos de estos expertos, Jürgen Rehm y Bennedikt Fischer, del Centro de Adicciones y Salud Mental de Toronto (Canadá), se apoyan en varios ensayos clínicos realizados en los últimos años en Holanda, Alemania y Suiza para asegurar que el tratamiento con heroína “es apropiado para heroinómanos, aunque bajo ciertas circunstancias”, ya que entre otras cosas consigue tasas de mortalidad más reducidas entre los pacientes.

Además, no creen que la puesta en marcha de programas de este tipo puedan mejorar la imagen de esta droga, como se ha demostrado en Suiza, donde los índices de dependencia se han reducido desde la puesta en marcha de los ensayos y, además, la sustancia tiene peor prensa que hace 15 años.

Por el contrario, el investigador de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) Neil McKeganey, sostiene que la puesta en marcha de programas de este tipo responde más a la necesidad de las autoridades de atajar el problema social que causa el consumo de esta droga que a ofrecer un tratamiento efectivo a los pacientes, que no ven mejorado su estado de salud por participar en los ensayos con heroína ni reducido su nivel de dependencia.

Sin embargo, según explica el director del centro que la ONG Proyecto Hombre tiene en Granada, José María Tortosa, no hay que olvidar que estos programas se dirigen a una población muy reducida y marginal que vive en “condiciones pésimas”, y que el principal objetivo es la reducción del daño, no tanto que se vaya a conseguir que superen su adicción a la droga.

A esto hay que añadir, según el director de la revista Adicciones, el psiquiatra Amador Calafat, la dificultad de reclutar pacientes para los ensayos y de mantenerlos, ya que “hace falta disciplina”.

Por otro lado, tanto Calafat como Tortosa consideran que hay que estar alerta ante el ligero repunte registrado por la heroína en España entre los estudiantes de Secundaria con el fin de evitar que se incremente su consumo en el futuro.