La inmigración es un fenómeno en alza en muchos países europeos. Según un estudio, las campañas antitabaco deberían tener en cuenta la heterogeneidad de su población a la hora de crear mensajes que se adapten al consumo de todos los ciudadanos.

La epidemia de tabaquismo suele desarrollarse siguiendo las mismas etapas. El consumo de tabaco suele comenzar entre los hombres. En una segunda fase, esta adicción se extiende entre los hombres, ascendiendo de un 15% a entre un 50% y 80%, y a la vez las mujeres empiezan a adoptar este hábito.

En una tercera etapa, cada vez son más las usuarias (entre un 35% y un 40%) y disminuye el consumo entre ellos (hasta un 40%). En la última fase, el tabaquismo sigue reduciéndose entre hombres y mujeres y aparecen los programas de prevención.

Como explica un trabajo publicado en «Tobacco Control», el inicio del consumo entre los fumadores de ambos sexos, primero aparece entre los de mayor nivel socioenómico. A continuación, se extiende de manera igualada entre la población para primero disminuir entre los más ricos y, por último, entre los más pobres.

Varios países de Europa del Norte se encuentran en la última fase de esta epidemia. Sin embargo, muchos están sufriendo un rebrote del consumo habitualmente relacionado con los inmigrantes. Esta población proviene de países donde el consumo del tabaco tiene sus propias peculiaridades.

La situación en Holanda

Este hecho adquiere especial importancia en los países con altas tasas de inmigración. Es el caso de Países Bajos o Reino Unido, que tienen unas cifras de población no occidental del 10% y 8%, respectivamente. Por este motivo, un equipo de investigadores de la Universidad de Amsterdam decidió estudiar el consumo de tabaco por inmigrantes en Holanda.

En concreto, los autores de la investigación analizaron el hábito tabáquico de individuos turcos, surinameses y marroquíes, residentes en los Países Bajos. Como ya hipotizaban estos expertos, los datos obtenidos indican un desfase entre las características de la epidemia en Holanda, que se encuentra en la cuarta fase, y la del país de origen de estos ciudadanos.

Como indica el estudio, el consumo detectado entre los originarios de Marruecos mostraba peculiaridades de las etapas uno y dos de la epidemia. Los de Surinam se situaban más bien en una segunda fase y los turcos entre finales de la segunda y principios de la tercera.

El trabajo también afirma que estas fases del tabaquismo avanzan mucho más rápido entre los inmigrantes. De esta forma, los hombres de menor nivel socioeconómico enseguida empiezan a consumir el producto y los más ricos comienzan a dejarlo antes de lo registrado en los países occidentales.

«En consecuencia, para detener una futura epidemia de tabaquismo entre las poblaciones inmmigrantes, los programas de prevención deberían enfocarse particularmente a los hombres de menor nivel socioeconómico y a las mujeres de los grupos de mayor estrato social», concluye el trabajo.

Según el Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales, a 30 de junio de 2006 había en España 2.804.303 extranjeros con tarjeta o autorización de residencia en vigor. De ellos, los colectivos mayoritarios eran el marroquí (503.966 personas), el ecuatoriano (339.618), el colombiano (211.122), el rumano (189.966) y el británico (165.534). Estas personas representan cerca de la mitad del total de extranjeros con los papeles en regla.