Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), Gerona, Oxford e Iowa han identificado nuevos usos terapéuticos de la nicotina en la lucha contra la obesidad. El trabajo ahora presentado en la revista «Nature Communications» ha revelado que la nicotina induce el «pardecimiento» del tejido adiposo blanco al actuar en el cerebro.

Como aclara la primera firmante del trabajo, la investigadora del grupo NeurObesidad de la USC Patricia Seoane Collazo, el tejido adiposo pardo (grasa parda) es el que no almacena lípidos (al contrario que la grasa blanca) sino que los ‘quema’ a través de un proceso en el que se genera calor (termogénesis). Por ejemplo, cuando el sistema nervioso central interpreta que el organismo se encuentra en un ambiente frío desencadena como respuesta una activación de la termogénesis de la grasa parda para incrementar la temperatura corporal.

Desde la perspectiva del control del peso corporal, la posibilidad de convertir la grasa blanca en parda supone contar con un nuevo «interruptor» en la lucha contra la obesidad. Como matiza la investigadora, «el descubrimiento no implica que las personas que fuman consigan un mejor control del peso sino que nuestros estudios nos permiten identificar un nuevo mecanismo molecular en la utilización de la nicotina, siempre medicamente controlada y liberada, con posibilidades hasta ahora desconocidas».

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