Una salida a sus problemas

La adicción al trabajo o «laborodependencia», como así prefieren denominarla algunos expertos, es mucho más habitual de lo que se cree. La excesiva competitividad laboral hace que muchas personas intenten sobresalir en su trabajo para obtener la aprobación de sus superiores y compañeros, dinero o poder.

En otros casos se trata de personas con baja autoestima, insatisfechas con áreas importantes de la vida, para las que el trabajo se ha convertido en una forma de evadirse de sus problemas.

El término laborodependencia o “workaholism”, como así se denomina en inglés, fue acuñado por primera vez a finales de los años 60 en Estados Unidos y ha sido generalmente vinculado a empresarios, especialmente de sexo masculino.

Personas con problemas personales

Sin embargo, según el Doctor en Psicología y profesor de la Universidad Complutense de Madrid Valentín Martínez-Otero, “no existe un perfil único. Aunque es habitual que se dé en personas muy competitivas, que necesitan destacar, extremadamente ambiciosas, inseguras, solitarias o aisladas en su ámbito familiar o social”.

Los adictos al trabajo o “workaholics” suelen ser personas que buscan autoafirmación, éxito y reconocimiento social, o que tratan de compensar sus carencias con la sobrecarga horaria y laboral.

Pero el problema no está, según los expertos, en la cantidad de horas trabajadas o en llevarse parte del trabajo a casa. Se produce cuando la persona relega a su familia y amistades a un segundo plano, es incapaz de disfrutar de su tiempo de ocio y ha convertido su trabajo en una válvula de escape.

Adicción socialmente aceptada

La laborodependencia es una adicción como cualquier otra, pues no puede ser controlada voluntariamente por quienes la padecen.

Sin embargo, lejos de causar rechazo, está más bien considerada como una virtud socialmente aceptada.

En la mayoría de los casos el entorno no ve mal el comportamiento de estas personas y aplaude su conducta hasta convertirla en ejemplar, en un modelo a seguir por el resto de personas y compañeros.

Conscientes… o no

A veces los propios “workaholics” son conscientes de que algo no marcha bien dentro de ellos, pero les confunde el observar cómo la sociedad premia su esfuerzo con éxito y reconocimiento profesional.

En otros casos no sucede lo mismo. “En muchas ocasiones no se tiene conciencia de que se trata de una verdadera adicción”, afirma Valentín Martínez-Otero.

Entonces, ¿cómo puede una persona averiguar si se ha convertido en un adicto?

Los síntomas

Varios síntomas de tipo fisiológico, cognitivo o mental, y de comportamiento indican que algo no anda bien.

Generalmente las personas que sufren esta adicción padecen estrés, insomnio y, a un más largo plazo, hipertensión o enfermedades vasculares.

Estos suelen ser los síntomas de tipo fisiológico más frecuentes, pero son también habituales entre los síntomas cognitivos o mentales la irritabilidad, la ansiedad, la depresión, la sensación de agobio, la preocupación constante por el rendimiento laboral y la sensación de vacío emocional.

La necesidad de hacer constantemente listas sobre las tareas que debe realizar, la incapacidad de estar sin trabajar en los períodos de ocio y durante los fines de semana, y el alejamiento cada vez mayor de la familia y amigos son comportamientos habituales en este tipo de sujetos.

Cómo solucionarlo

En la mayoría de los casos suele ser la familia la que da la voz de alarma al sentir que se ha quedado sin marido, esposa, padre o madre. Pero para poder combatir la laborodependencia es necesario que sean las personas adictas al trabajo quienes entiendan que realmente sufren una adicción.

Entonces los expertos aconsejan intentar apartar poco a poco el trabajo de la vida privada fijando unas horas determinadas para la familia, intentando dormir las horas necesarias y buscando algún hobby o actividad para practicar durante el tiempo libre.

Pero si a pesar de los esfuerzos realizados resulta imposible, sólo cabe buscar la ayuda de un profesional.