Los niños pequeños y los adolescentes obesos tienen un mayor riesgo cardiovascular derivado de su exposición al humo de tabaco ambiental que los menores con un peso normal, según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Infantil Nacional y del Instituto de Investigación de la Universidad de Ohio (Estados Unidos). Los resultados se han hecho públicos en el marco de la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón (AHA) que se está celebrando en la ciudad de Orlando (Estados Unidos).

En palabras del Dr. John Anthony Bauer, director de la investigación, “el humo de tabaco ambiental en los niños no es sólo malo por sus perjuicios respiratorios, como se ha demostrado en otras investigaciones. Nuestros datos apoyan la idea de la importancia de sus efectos cardiovasculares, en particular en el caso de los más pequeños y los que están obesos. No habíamos investigado el impacto de la obesidad en anteriores estudios».

Los investigadores reclutaron a chicos y chicas estadounidenses entre los que se incluían niños de entre 2 y 5 años y 107 adolescentes de entre 9 y 18 años. En el estudio se incluían niños de todas las etnias y menores con obesidad.

Los resultados mostraron la existencia de un vínculo entre la exposición al humo de del ambiente y un marcador de lesión vascular en los niños pequeños. Este vínculo se duplicaba en los niños de menos edad que estaban obesos. Además, los adolescentes obesos expuestos al humo mostraban el doble de señales de lesión vascular que los de peso normal.

Asimismo, y ante la exposición al humo de tabaco, los pequeños presentaban un riesgo cardiovascular 4 veces mayor a la exposición al humo de tabaco en comparación con los adolescentes. Así, y más concretamente, los más pequeños tenían una reducción del 30% en las células progenitoras endoteliales vasculares circulantes, un tipo celular que participa en la reparación y mantenimiento de una red sana de vasos sanguíneos.

Como afirma el Dr. Bauer, “los cambios que detectamos en estos grupos de niños son similares a los cambios que son riesgos bien conocidos de la enfermedad cardíaca en adultos. Esto sugiere que algunos aspectos de la enfermedad cardíaca adulta podrían iniciarse a inicios de la infancia, donde las estrategias de prevención podrían tener un gran impacto a largo plazo”.

Oxidación e inflamación

Los investigadores determinaron la extensión de las exposiciones de humo de tabaco ambiental y, a través de muestras de sangre, analizaron los marcadores de lesión vascular e inflamación en cada niño. De la misma manera, también midieron la cantidad de células progenitoras endoteliales circulantes y obtuvieron la altura, peso, presión sanguínea e información socioeconómica de cada niño estudiado.

Los autores añaden que muchas formas de enfermedad cardiovascular comienzan en la infancia y que, al menos en Estados Unidos, una cuarta parte de los niños están expuestos al humo de tabaco ambiental. Por ello, intentaron determinar si los niños expuestos tenían cambios medibles en los marcadores de enfermedad cardiovascular y si algunos niños, en particular los obesos, estaban bajo un mayor riesgo de desarrollar estos problemas.

“Sabíamos que el humo de tabaco ambiental y el tabaquismo producen un aumento de la oxidación y la inflamación. Otros estudios previos habían mostrado que la obesidad es un trastorno fisiológico de inflamación crónica de bajo grado y que puede conducir a daños vasculares. Creemos que los dos factores juntos, exposición al humo y obesidad, podrían interactuar para amplificar el grado de inflamación o daño celular vascular que se produce”, indica el Dr. Bauer.

Los autores concluyen que sus descubrimientos se añaden a la importancia de eliminar el tabaquismo y las exposiciones asociadas, en especial en niños, y que los niños obesos podrían necesitar incluso estar más protegidos frente a este tipo de exposiciones.