El secretario general del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos, dijo a Efe que las cosas están sucediendo «tal y como se esperaba», que el «balance es positivo» y que el Departamento desearía que el porcentaje de fumadores se reduzca en un 10% de aquí al 2007.
También la Federación de hosteleros, que integra a 150.000 de los cerca de 300.000 locales que hay en España, señaló a Efe su alegría y «sorpresa» por el grado de cumplimiento del sector, donde se estima que el 90% de los bares de menos de 100 metros cuadrados dejará de momento fumar en sus locales.
Frente a esta satisfacción generalizada, destacaba la resignación en general, y a veces el mal humor, de todos los trabajadores que por primera vez en su vida laboral, y tras las fiestas navideñas, se han visto obligados a bajar a la calle para poder fumar.
En Baleares, la ley del tabaco ha entrado en vigor cinco meses más tarde que su ley autonómica, que prohíbe fumar en cualquier local donde se sirvan comidas aunque permite establecer espacios para fumadores «diferenciados» del resto, pero no aislados físicamente como exige la normativa estatal.
Pero la Consejería de Salud insiste en defender su ley y ha encargado un informe jurídico.
El caso es que la mayoría de los bares de Palma abrieron hoy sin exhibir carteles en sus accesos sobre si se permite o no el consumo de tabaco en su interior, aunque ya hay algunos locales pequeños que han colocado letreros señalando que sí se puede fumar.
También en Navarra opinan que su ley era mejor, pero su cumplimiento ha sido hoy satisfactorio en lo centros laborales, como así lo indicó el director del Instituto de Salud Pública, Pablo Aldaz, quien consideró que la ley navarra, aprobada en el 2003, es mucho mejor que la nacional» que, aunque «necesaria», contiene «auténticos disparates».
En Galicia, el PP ha reclamado que la Xunta elabore un plan de ayudas para la hostelería de carácter familiar, para compensar los gastos del acondicionamiento de locales de más de 100 metros cuadrados.
Los dueños de bares con una superficie menor deben decidir si sus establecimientos serán o no de fumadores, pero la falta de definición sobre el diseño de estos carteles ha causado que en Bilbao existan varios modelos: en bilingüe, sólo en castellano, con letras de distintos tipos, con el dibujo de un cigarro tachado, con dimensiones dispares o con papel cuadriculado.
En estas y otras ciudades de España, ha emergido hoy un nueva nueva figura urbana: la del fumador callejero a la puerta de su empresa.
Algunos de ellos se ven favorecidos por cierta manga ancha de sus respectivas direcciones y pueden salir a la calle cuantas veces lo necesiten, otros solo podrán fumar en las horas marcadas de descanso y los más cumplidores aseguran que será la cantidad de trabajo la marque sus salidas.
También hay algunas empresas que han pactado sistemas para recuperar el tiempo perdido en fumar.
Este es el caso de la empresa de telecomunicaciones donostiarra Ikusi, en la que los fumadores verán alargado su horario para compensar el tiempo dedicado al hábito de fumar.
En Logroño, el grupo municipal socialista criticó que el equipo de Gobierno (PP) no ha dado instrucción alguna para asegurar el cumplimiento de esta ley y que «los ceniceros están por todas las oficinas como un día normal».
En Asturias, donde hoy era día de fiesta, se informó que unos novios decidieron sustituir los puros por chocolatinas, en la celebración de su boda en Nochevieja.
En Madrid, el dueño de un kiosko de periódicos situado en el llamado «corazón financiero» de la capital comentaba a efe que los fumadores «están muy quemados».
Venta de tabaco
La nueva norma prohíbe a los kioskos vender tabaco y este propietario madrileño había calculado que perderá el 30 por ciento de su ganancias tras asegurar que vendía al día unos 100 cigarrillos de marcas cuyas cajetillas valen unos 2,40 euros de media.
«Pero con la cajetilla -explicó- el cliente compraba también unos chicles o un mechero y de paso se llevaba una revista para su señora».
Todas las farmacias de esta zona han constatado un aumento en la demanda de los tratamientos de parches, chicles de nicotina, tabletas sublinguales o gránulos homeopáticos.
Los más baratos son estos últimos, unos 33 euros, seguidos de los chicles, con precios que oscilan entre los 5 y los 30 euros, según las unidades y los miligramos de nicotina.Los parches cuestan algo más caros, de 40 a 72 euros.
Los fumadores tendrán que echar las cuentas porque la multas por fumar en un sitio en el que está prohibido van desde los 30 a los 601 e incluso hasta los 10.000 euros, si la falta se convierte en grave, y para los que dejen fumar en sus locales o vendan este producto en donde está prohibido las multas irán de 601 a 10.000 euros.