La ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha descartado esta mañana su dimisión tras verse obligada ayer a retirar la ley antialcohol ante la polémica levantada por la norma a escasos meses de las elecciones municipales. Salgado ha lamentado que no se haya logrado el consenso para una ley que persigue acabar con el «gravísimo problema» del consumo de alcohol por los menores, pero insiste en que «todas» las bebidas alcohólicas, incluído el vino, deben estar en la ley.

La ministra ha contestado a la llamada del programa Hoy por Hoy de la Cadena SER después de que ayer paralizara «indefinidamente» el proyecto de ley de Prevención del Alcoholismo entre menores ante la presión política y del sector del vino, que insistía en que el vino no estuviera incluido en la ley. Ayer mismo, por la mañana, representantes del sector vinícola se reunieron con Salgado, sin resultados. El proyecto de ley fue retirado por la tarde.

La ministra ha dicho no sentirse decepcionada, pero sí ha lamentado que no se haya conseguido el «consenso ante una ley que pretende hacer frente a un gravísimo problema», el del alcoholismo entre los menores. Igualmente, dice no sentirse «desautorizada», porque la decisión de retirar la ley «estaba muy pensada» y sigue siendo «coherente con la postura del Ministerio de Sanidad, que es la de que todas las bebidas alcohólicas deben estar en la ley», incluído el vino.

Salgado entiende que los españoles «no hemos sido capaces de ver la gravedad del problema» del alcoholismo juvenil y «todo el mundo mira hacia otro lado». «El alcohol hace un daño importante a la salud neuronal de los adolescentes, pero no hay sensibilidad social como la hay con el tabaco. Se quieren diferenciar unas bebidas de otras y eso, hablando de los adolescentes, no tiene sentido».

Rajoy aplaude la retirada

Por su parte, el líder del PP, Mariano Rajoy, se ha declarado esta mañana «encantado» por la retirada de la ley y confía en que el Gobierno no vuelva a presentarla tras las elecciones municipales porque, ha reiterado, es una ley «disparatada». En declaraciones al programa La mirada crítica de Telecinco, ha dicho que «la primera obligación de un gobernante es no armar líos ni crearle problemas a la gente», por lo que nunca debió presentar el anteproyecto. A su juicio, «hay que hacer un poco de pedagogía y labor educativa y decirle a la gente cosas normales; pero no se puede transmitir, porque hace daño a un sector del que vive mucha gente y muy arraigado en nuestro país, poco menos que el vino es una bebida peligrosa y que no se puede beber».

«Hasta los propios médicos recomiendan a la gente un par de vasitos de al día vino porque no hacen ningún daño», ha dicho, denunciando luego «la manía [del Gobierno] de prohibirlo todo: usted puede beber aquí y no puede fumar aquí». «Los ciudadanos ya somos personas sensatas, tenemos conocimientos, sentido común y no necesitamos que estén todo el día diciéndonos lo que tenemos que hacer», ha dicho.