El Viagra, la famosa píldora azul para el tratamiento contra las disfunciones de erección, encabeza la lista de los fármacos falsificados en el primer mundo, alertó ayer la Organización Mundial de la Salud.

Por el contrario, la adulteración de medicamentos en los países pobres afecta a los enfermos de sida, la malaria o la tuberculosis. Esa acción ilegal es motivo de un número incalculable de padecimientos y muertes, advirtió la OMS.

“Basta con pensar que de cerca de un millón de personas que cada año mueren de malaria, 200.000 podrían haber sido salvadas si las medicinas usadas para combatir esta enfermedad fueran eficaces, de buena calidad y consumidas de manera correcta”, dijo ayer un experto de la organización de la salud de la ONU. Similares cálculos pueden trasladarse a otras patologías, agregó.

Para el director de la OMS, Lee Jong-wok, la lucha contra las medicinas de escasa calidad o ilegales se volvió “más importante que nunca”.

“Garantizar el acceso a terapias seguras y eficaces contra el sida y otras enfermedades no es una posibilidad, sino un deber”, insistió Lee en la apertura en Hanoi, Vietnam, de una reunión sobre el tema, destinado a colaborar con las naciones pobres que desean mejorar la calidad de sus fármacos.

Por ahora, debido a la alta demanda y de los bajos costos de producción, la estafa de fármacos falsificados o de mala calidad parece floreciente y extremadamente lucrativa.

En efecto, se calcula que cada año en el mundo esa actividad ilegal reporta ganancias equivalentes a 32.000 millones de dólares y, según la agencia federal de control de drogas y alimentos de Estados Unidos, más de 10% del mercado mundial de medicamentos está integrado por productos falsificados.

En los países del norte, además del Viagra, la estafa afecta a fármacos nuevos y costosos a base de hormonas, esteroides o antihistamínicos, cuyas ventas se realizan por Internet. En los países en vías de desarrollo —donde el porcentaje de los medicamentos adulterados alcanza un promedio de 25% — los falsos productos farmacéuticos van desde el antibiótico al jarabe. En el mejor de los casos, la medicina falsa conduce al fracaso de la terapia, pero en muchos otros provoca la muerte del paciente, explicó la OMS.

Un medicamento que no contiene los principios activos o los dosajes modificados puede ser inocuo pero tener consecuencias graves desde el momento que no cura al enfermo. Lamentablemente, existen también medicamentos falsos con componentes tóxicos y letales. En 1995 en Niger —recordó hoy la OMS— más de 50.000 personas fueron vacunadas con un producto adulterado, tras lo cual 2.500 de ellas murieron. El mismo año otra tragedia causada por el mismo motivo se registró en Haití, donde 89 personas perdieron la vida luego de haber ingerido un jarabe para la tos que contenía una sustancia tóxica.

El mismo fármaco causó el deceso de 30 niños en India en 1998. La producción y venta de esos medicamentos está presente particularmente en los países donde los controles escasean, la oferta de fármacos es insuficiente y sus precios son elevados para la mayoría de la población, destacó la OMS.

La organización mundial también criticó la ausencia en muchas partes de leyes que castiguen seriamente la venta de medicamentos adulterados.