Vuelven los zombis (de la heroína). Vuelve la heroína: toxicómanos ‘esclavos’ para testar la droga. Heroína: la droga maldita que vuelve silenciosamente a España. Son algunos de los titulares que se pueden encontrar en la mayoría de medios nacionales desde que en 2017 proliferaran los llamados narcopisos en Barcelona y Madrid. Ningún dato, sin embargo, corrobora estas afirmaciones sobre el regreso de la heroína en nuestro país.

Un estudio financiado por el Ministerio de Sanidad, que se presenta este miércoles en Madrid, desmiente todas estas afirmaciones y concluye de manera tajante que ningún dato sustenta tales anuncios apocalípticos. La heroína no ha vuelto, simplemente nunca se fue: todos los indicadores señalan que el consumo está estabilizado desde hace décadas y en ningún caso ha aumentado. Muchas cifras incluso van a la baja.

El estudio ha cruzado todos los datos disponibles y ha contado también con entrevistas a toxicómanos, usuarios recreativos, trabajadores en las salas de venopunción y entidades del tercer sector así como profesionales de la prevención de distintas comunidades autónomas.

La conclusión es que el supuesto repunte del consumo de esta sustancia es una falsedad generada por los medios de comunicación, agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad e incluso de los mismos trabajadores que atienden a toxicómanos. El mismo informe también descarta que España esté en la antesala de una crisis causada por los medicamentos opioides como la ocurrida en EE. UU durante los últimos años.

Únicamente el 0,1% de los españoles han consumido heroína en los últimos 30 días, una tendencia que se mantiene estable desde 1995. Las urgencias hospitalarias relacionadas con el consumo de heroína van a la baja: en 1996, el 56,1% de estos casos tenían relación con el uso de esta droga. En 2017, último año con datos disponibles, supusieron el 9% de las urgencias relacionadas con los estupefacientes.

Según David Pere Martínez Oró, autor del estudio, psicólogo social y coordinador de la unidad de políticas de drogas de la Universidad Autónoma de Barcelona, ningún dato indica que esto vaya a cambiar en las estadísticas de los próximos años. «Ningún indicador cualitativo ni de los recursos asistenciales señala que se vaya a producir un vuelco en los próximos años», asegura en conversación telefónica. «Tampoco se detectan nuevos perfiles de consumidores y la sustancia no está normalizada en contextos de fiesta».

Las admisiones de tratamientos para desengancharse de la heroína también han ido a la baja notablemente así como el número de fallecidos por culpa del consumo de esta droga. Las detenciones y sanciones por venta de heroína también son estables. Solo los decomisos en España y el cultivo de amapolas en Afganistán han aumentado, pero el estudio apunta que estos indicadores no se pueden relacionar con un aumento del consumo.

¿De dónde viene el bulo?

El estudio señala diferentes factores que han contribuido a que se extendiera la idea del regreso de la heroína en España. En primer lugar cita la aparición del fenómeno de los narcopisos, que desliga totalmente de un aumento en el consumo.

«En ningún caso los narcopisos son el producto o la causa del repunte de la heroína, sencillamente son el reflejo de cómo la oferta de drogas aprovecha el conflicto urbano de la vivienda para continuar operando», apunta el informe. «El número de usuarios no presenta tendencia alcista, pero los narcopisos, al estimular la percepción selectiva, los han visibilizado».

El informe, a su vez, cita el aumento de los decomisos, el crecimiento en la producción de opio en Afganistán, las declaraciones de algunos profesionales que trabajan con toxicómanos y el atractivo que tiene la noticia para los medios de comunicación.

Sobre el aumento de los decomisos, en 2017 se incautaron 524 kilos de heroína en España, más del doble que el año anterior. Según el estudio, las fuentes policiales citadas por muchos periodistas hacían hincapié en este dato para demostrar que aumentaba el consumo.

El informe refuta esta afirmación. Según la oficina sobre drogas y crimen de la ONU y el observatorio europeo de las drogas, el aumento de decomisos en España se debe a que la ruta de importación de la heroína hacia Europa cambió tras la llamada «crisis migratoria» de 2015. El blindaje de las fronteras de Serbia, Hungría y Macedonia empujó a los traficantes a optar por una nueva vía marítima que tiene en los puertos españoles uno de sus principales focos de entrada.

Respecto al aumento de la producción de opio en Afganistán, que alcanzó el récord histórico en 2017 (328.000 hectáreas cultivadas, 125.000 más que en 2016), recuerda que también hubo máximos históricos en 2006, 2007, 2013 y 2014 sin que esto tuviera efecto alguno en la demanda de heroína.

El papel de los profesionales y los medios

El informe también destaca que algunos profesionales que trabajan con toxicómanos suelen apuntar al número creciente de jeringuillas recogidas como un indicador del aumento del consumo. «Se recogen muchas más porque los servicios de reducción de riesgos son cada vez más efectivos y se reparten más jeringuillas», opina el autor del informe. «En los 90 se recogían muchas menos y los indicadores de consumo eran mucho más altos».

«Quienes afirman que hay más consumidores acostumbran a experimentar una sinécdoque. Esto es, creen que la realidad que ellos conocen, normalmente los usuarios de su centro asistencial, corresponde a la del conjunto del país», sostiene el informe. El autor del estudio afirma incluso que, durante su investigación, se encontró con profesionales que le remitían a lo publicado en los medios como prueba de que la heroína había vuelto. «Es un pez que se muerde la cola», apunta.

La publicación también señala a los medios de comunicación como uno de los principales responsables del falso mito del regreso de la heroína. El estudio apunta que, desde 2002, prácticamente una vez al año los periodistas vaticinan un regreso de esta droga. El informe también afirma que, después de que en febrero de 2014 el actor Philip Seymour Hoffman falleciera por sobredosis de heroína, se multiplicaron las referencias mediáticas a esta sustancia y a su hipotético regreso.

«Es un tema que siempre tiene impacto. Es emocional, fácil de dar y suele reportar mucho tráfico», opina Martínez Oró. «Llamas a la Policía y te dice que aumentan las incautaciones, después contactas con un centro de atención y seguimiento de drogodependientes y te dicen que hay más toxicómanos. Ya tienes un titular».

El aumento del uso de medicamentos opioides

El estudio también constata un fuerte aumento del uso de fármacos opioides en España. Su utilización aumentó un 83,59% entre 2008 y 2015 y alerta sobre una posible banalización del uso de estos medicamentos. El informe, sin embargo, descarta que en España se pueda dar una crisis como la ocurrida en EE.UU,  donde en 2017 se declaró que el uso de estos fármacos y las adicciones derivadas suponían una «emergencia de salud pública» nacional tras el fallecimiento de 64.000 personas en 2016 por sobredosis de opiáceos.

«El riesgo de adicción a opioides, especialmente a las presentaciones de fentanilo de liberación inmediata, representa un reto para la sanidad española», afirma la investigación. Con todo, destaca que las demandas por tratamiento por estos medicamentos en España son menores (43 casos en 2015, 56 en 2016) y considera que la existencia de un sistema nacional de salud implica que haya un mayor control a la hora de dispensar estos fármacos.

«En España la publicidad de fármacos opioides está prohibida y tanto el control social informal entre médicos como la receta electrónica impiden su acopio», concluye el estudio. «En la España de 2019 la percepción de riesgo de los profesionales médicos es extremadamente elevada».

Nota: artículo original publicado en eldiario.es