Las gasolineras de la Comunidad de Madrid podrán volver a vender bebidas alcohólicas de baja graduación, a partir del mes de junio, en virtud de una medida que pondrá en marcha el Gobierno de Esperanza Aguirre con la que se anulará la prohibición al respecto impuesta por su antecesor el cargo, Alberto Ruiz-Gallardón.

En agosto de 2002, el Gobierno regional presidido entonces por Alberto Ruiz-Gallardón aprobó la Ley de Drogodependencias, más conocida como «Ley Antibotellón», en la que se incluía la prohibición de la venta de alcohol en las estaciones de servicio.

Ahora, el Grupo Popular en la Asamblea madrileña ha presentado una enmienda a la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos que permitirá a las gasolineras volver a vender bebidas alcohólicas. Eso sí, sólo de baja graduación tales como vino, cerveza, sidra y champán y hasta las 22.00 horas, como en cualquier otra tienda no dedicada al ocio que venda alcohol.

Según ha explicado el diputado del PP en la Asamblea regional, Pedro Muñoz Abrines, el origen de la enmienda es que «se ha comprobado que la venta de alcohol en estos establecimientos no tenía una especial incidencia en el botellón, por lo que estos comercios no deben estar discriminados con respecto a otras tiendas».

Las estaciones de servicio han recibido con satisfacción la noticia, aunque siguen considerando «ilógico» que no puedan vender en sus tiendas otro tipo de bebidas de mayor contenido alcohólico.

VENDER BEBIDAS DE ALTA GRADUACIÓN

Según declaró a Línea Social Digital, el portavoz de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Casto Bravo, este anuncio «no va a tener tanta importancia como si se hubiera quitado la prohibición de venta de todo tipo de bebidas», aunque calificó la noticia de «estupenda».

«No tiene mucho sentido que haya un supermercado en el que puedas comprar todo tipo de alcohol y luego meterte en el coche y ponerte tibio, y que en la tienda de una estación de servicio no puedas comprar», dijo Bravo.

Igualmente, el portavoz de CEES destacó que en zonas residenciales los ciudadanos usan las tiendas de las estaciones de servicio como supermercados y algunas de ellas «hacían una caja de 6.000 euros al día, en la que la venta de alcohol, sobre todo de cerveza, tenía un papel fundamental».

Bravo explicó que, antes de la implantación de la «ley antibotellón», las tiendas de las gasolineras funcionaban como «licorerías de guardia», aunque aseguró que los jóvenes evitaban comprar el alcohol en estos establecimientos porque el precio era más elevado que en un supermercado, por lo que cree «ilógico» relacionar la venta de bebidas alcohólicas en estaciones de servicio con el consumo en la calle por parte de los jóvenes.

«Tanto en las estaciones de servicio urbanas como en las rurales, aunque más en las primeras, las tiendas son una fuente de ingresos muy importante», concluyó.