La edad de inicio en el consumo de drogas se está adelantando cada vez más y los padres juegan un papel primordial para ayudar a los hijos a superar ese abismo. En Proyecto Hombre están desarrollando el programa «Faro», donde los progenitores son un apoyo fundamental para sus descendientes. En lo que va de año la ONG ha atendido a 82 familias y ha finalizado la intervención con 18 de los jóvenes que se han sometido a la iniciativa .

MAR ALBEROLA Está constatado que cada vez los jóvenes se inician en el consumo de drogas a edades más tempranas, y darse cuenta de ello es primordial para no caer en el abismo que supone ese mundo. Los padres suelen jugar aquí un papel fundamental de apoyo y ayuda a sus hijos. Son ellos los que principalmente acuden en busca de ayuda a especialistas. En Proyecto Hombre es así, según asegura el coordinador en Elche y psicólogo, Cristian Figueredo.

Ellos acuden en busca de información y una solución que permita al hijo dejar de consumir sustancias estupefacientes. Por ello, es básico el papel que juegan. Son pieza clave del programa «Faro» que Proyecto Hombre tiene en marcha para ayudar a ese nuevo perfil de consumidores de drogas, que principalmente se asocian con el consumo de cannabis cuando son menores de 18 años. Actualmente, según Figueredo, el rol de autoridad de los padres «está desdibujado» y en el Programa Faro, uno de los aspectos que se trabaja es ése. «Hay que dotar de habilidades educativas a los padres y desterrar la idea de que no pasa nada si mi hijo fuma porros, pero si consume otras sustancias ya es serio», apunta el coordinador. Lo primero que hacen es una entrevista en la que se les explica el papel que deben jugar y que son ellos los que deben lograr que el hijo acepte cumplir el programa. En lo que va de año, Proyecto Hombre ha atendido en esta fase a 82 familias. El siguiente paso es acudir al centro con el hijo, al que se le explica que el programa «es voluntario», de ahí también el papel de los padres para conseguir que el joven ingrese. Una vez superadas estas fases, el usuario, siempre acompañado de los progenitores, deberá pasar un periodo de orientación donde se suele negociar «algo básico, desde dejar el consumo, comprometerse a hacer alguna tarea en casa, pactar horarios, etcétera». Luego pasará a la fase de evaluación de los factores de riesgo y de protección. Los factores de riesgo son aquellas situaciones personales o sociales que incrementan la probabilidad de que exista un consumo problemático y los factores de protección, por el contrario, favorecen el pleno desarrollo de la persona y sirven como moderadores de los de riesgo. En esta fase, en la que los jóvenes llegan con más factores de riesgo, se busca invertir esa tendencia y que el usuario logre tener más aspectos de protección que le permitan dejar de consumir drogas.