Consumidores cada vez más jóvenes, con hijos, pareja e independencia económica son elementos comunes que muestra el estudio de consumo de cocaína en León que ha elaborado Proyecto Hombre. A estas características se une que los cocainómanos son personas con un status social medio-alto, ya que la mayoría es dueño de negocios y, además, posee una buena formación cultural.

La cocaína es la sustancia alucinógena que más está haciendo crecer el número de adictos a las drogas en la provincia leonesa. La extensión del consumo de esta sustancia llevó a Proyecto Hombre a crear un programa específico para tratar a los adictos a la cocaína. Se llama Programa de Adicción a la Cocaína (Paca) y se realiza con carácter ambulatorio en los centros de la asociación tanto en León como en Ponferrada. El programa tiene dos vertientes: una dirigida al propio usuario y la destinada a sus familias.

El número de recién enganchados a esta sustancia que se acercaron a Proyecto Hombre en busca de ayuda se duplicó el año pasado. Asimismo, se ha comprobado una disminución en tres años de la edad media de los consumidores, de los 29,95 años a los 27,16. Un total de 68 personas, 55 hombres y 13 mujeres, ingresaron en este programa de adicción en el 2006 frente a los 35 del periodo anterior, 32 hombres y dos mujeres. El aumento de éstas en el programa es, asimismo, significativo, permitiendo observar que los problemas de las toxicómanas cada vez son más importantes en el sexo femenino, menos aquejado por este problema.

La mayor parte de los toxicómanos acuden a la asociación presionados por los miembros de su familia, quienes han percibido variaciones en su comportamiento, como conductas agresivas y cambios de humor dentro de casa.

En total, Proyecto Hombre prestó servicio durante el año pasado a 82 personas, tanto nuevas incorporaciones como personas que ya estaban en el programa. En 2005 atendió a 62. Sólo dos de cada diez altas producidas durante el año pasado fueron terapéuticas, es decir, una vez finalizado el programa. Más de la mitad lo abandonaron antes de forma voluntaria.

Proyecto Hombre apunta que el consumidor medio de cocaína no es consciente de los riesgos que conlleva el consumo de este tipo de sustancias. Los cocainómanos, señalan, tampoco han contado anteriormente con información relativa a las consecuencias de esta droga, como son los daños cerebrales y los infartos, entre otros. El motivo principal por el que los drogadictos acuden a esta asociación es porque experimentan comportamientos paranoicos en su vida cotidiana.

El consumo de sustancias alucinógenas, también sobre todo cocaína, entre personas cada vez más jóvenes es una de las principales preocupaciones de Proyecto Hombre. Para intentar evitar esta adicción en jóvenes y adolescentes se ha creado el programa Indicale. Durante 2006 ingresaron en él 43 personas y se produjeron 16 altas voluntarias y una sola terapéutica. El número de nuevos usuarios del programa experimentó un crecimiento aún más importante que en el caso de Paca, ya que se duplicaron. Frente a las 12 admisiones de 2005 se produjeron 43 el año pasado. Se trata de un plan de prevención cuyos destinatarios son adolescentes entre 12 y 21 años y sus familias.

El programa está implantado entre otros en el Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo y en el Consistorio de Ponferrada. Precisamente para aumentar la atención a los adolescentes que comienzan a tener problema de abuso con las drogas, Proyecto Hombre, en colaboración con el Plan de Drogas de San Andrés, abrirá en este municipio un centro ambulatorio para jóvenes consumidores y en riesgo.

Las terapias con los jóvenes las realiza un psicólogo y una trabajadora social. «Son jóvenes abusadores de sustancias, sobre todo cocaína y que también han tenido problemas con el alcohol, con comas etílicos», explica el director de Proyecto Hombre de León, Jorge Juan Peña.

En Proyecto Hombre, la familia se hace necesaria para la rehabilitación. Por eso es muy importante que esté desde el primer momento.

Durante el pasado año se acercaron a Proyecto Hombre 1.500 familias. Unos contactaron a través del teléfono para solicitar información, otros se aproximaron a los centros de la asociación e incluso algunas familias pidieron ayuda desde la escuela de padres pero sus hijos no llegaron a incorporarse a la oferta terapéutica del centro.