Rostro demacrado, cara chupada, figura enjuta. A este perfil responden la mayoría de los toxicómanos, un cliché común que muchas personas tienen de los adictos a la heroína. Pero esta percepción, a partir de ahora, también tiene una base científica. Una investigación realizada por la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidade da Coruña acaba de demostrar, en un estudio pionero en España y probablemente también en el mundo, que existe una relación directa entre el consumo de drogas y la composición corporal.

El trabajo, dirigido por el doctor Manuel Pimentel González, del Grupo de Investigación para la Actividad Física y la Salud, revela que el peso de los heroinómanos se sitúa cuatro kilos por debajo que el de una persona que no está enganchada a las drogas. El porcentaje de grasa corporal también ha resultado ser mucho menor entre los consumidores de heroína (10,72%) que entre la población sana.

La investigación se realizó en 93 toxicómanos de las comunidades terapéuticas de toda Galicia y los resultados se compararon con los de otra muestra de personas que no consumen estupefacientes. A los heroinómanos se les hicieron pruebas sobre su condición física relacionadas con su velocidad, resistencia, flexibilidad o composición corporal. También se les preguntó si antes de recaer en la droga realizaban algún tipo de actividad física.

¿Tiene la heroína algún tipo de sustancia que induce a perder peso a quienes la consumen? Responder a esta pregunta no era el objetivo del estudio, ya que las observaciones de los investigadores apuntan a que la pérdida de peso y grasa corporal está más bien relacionada con el estilo de vida del toxicómano. «Débese fundamentalmente a unha mala alimentación, a un estilo de vida desestruturado e á falta de actividade física», dice Manuel Pimentel.

Tratamiento

El trabajo, que ha sido publicado en la revista científica española European Journal of Anatomy, lo que demuestra es la necesidad de incorporar la actividad física en los programas de rehabilitación tanto de heroinómanos como de cocainómanos, que también están sometidos a tratamiento, porque «non existe unha diferenza entre eles, xa que o deterioro físico non se debe os efectos dunha droga determinada», señala Pimentel.

El investigador, que se halla inmerso en un estudio sobre los efectos de la aplicación de un programa de actividad física desde el primer momento de la rehabilitación del toxicómano, está convencido de que «o deporte é fundamental para rehabilitar aos heroinómanos e axudar a integralos na sociedade».