Los jóvenes y adolescentes españoles fuman un 12% más que la media nacional que, por el contrario, ha descendido un 1,3% en los últimos cuatro años, según se desprende de un avance preliminar de los resultados, aún no publicados, de la Encuesta Nacional de Salud de 2001, analizados en el XXII Congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

El estudio confirma que la mayor parte de fumadores se concentra en las capas más jóvenes de población (entre 16 y 45 años), con un promedio del 46%, que se sitúa muy por encima de la media nacional, del 34,4%, explicaron los expertos asistentes al congreso.

Esta última cifra supone un descenso desde el 35,7% alcanzado en 1997, como resultado de un mayor esfuerzo por abandonar el hábito tabáquico por parte de los varones (42,1%, desde el 44,8% de hace cuatro años) que en las mujeres, grupo que mantuvo estable su consumo en el 27,2%.

Entre los más jóvenes, de 16 a 24 años, también fuman más ellas (un 42,7%) que sus correspondientes masculinos (un 40,8%).

Según los datos analizados en el congreso, el inicio en el consumo de tabaco ha registrado un descenso similar al registrado en el resto de drogas, cayendo desde los 14 a los 13 años de promedio.

Sobre este punto, el Dr. Antonio Solbes, del Grupo de Atención al Tabaquismo (GAT) de la semFYC, se pronunció a favor de adoptar medidas para controlar esta epidemia, tales como incrementar los precios del tabaco, poner en marcha programas educativos específicos y de deshabituación, limitar el acceso al tabaco y prohibir su publicidad y su consumo en lugares públicos, recomendaciones contempladas en su mayoría en el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo de inminente puesta en marcha.

Asimismo, abogó por realizar el abordaje del tabaquismo en Atención Primaria desde sus primeras hasta sus últimas fases, dada la capacitación profesional de los médicos de familia y su accesibilidad para el usuario. Igualmente apoyó los esfuerzos realizados por los facultativos en esta dirección, que se centran en prevenir la incorporación de nuevos fumadores, sobre todo entre los más jóvenes; convencer a los fumadores de los beneficios asociados al abandono del tabaco y ofrecer opciones terapéuticas a los que han decidido dejar de fumar y solicitan apoyo.