El tabaco es tan peligroso que mata aún sin consumirlo. Está comprobado que cada año unas 30 personas mueren en Málaga por estar expuestas de forma involuntaria al humo del tabaco en sus puestos de trabajo, según información extraída del registro de tumores de la provincia de Málaga. El mayor riesgo lo sufren los oficinistas y los camareros, ya que en sus lugares de trabajo la cantidad de humo contaminado por los cigarrillos es superior a la que se respira en otras profesiones.

Estos datos revelan la gravedad de ser un fumador pasivo. De ahí que la Semana Europa contra el Cáncer, que hoy comienza, se centre este año en erradicar «los malos humos» de las empresas. El especialista en medicina preventiva y responsable de la Unidad de Tabaquismo de la junta provincial de la Asociación Española contra el Cáncer, Salvador de Oña, es contundente cuando afirma: «No es exagerado decir que más del 30 por ciento de las personas que no fuman son fumadores obligados y, por consiguiente, fumadores pasivos en sus puestos de trabajo».

De Oña precisa que la campaña puesta en marcha pretende, con todas las armas preventivas que tiene a su disposición, «defender los derechos del fumador pasivo en el ámbito laboral, además de concienciar al fumador activo para que respete los espacios sin humo».

Daño evitable

Los estudios realizados sobre los efectos indeseados que la adicción tabáquica tiene en la salud son contundentes. Estar expuesto durante una hora a un aire contaminado en los lugares de trabajo por humo del tabaco equivale a fumarse tres cigarrillos completos. Esas personas sufren un daño directo que podría evitarse si sus compañeros no fumasen en el espacio común que comparten en la empresa.

El doctor De Oña subraya que «los modernos sistemas de ventilación se han demostrado inútiles para depurar el aire de la contaminación producida por el tabaco».

Otra circunstancia que no debe pasar inadvertida es un informe de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que pone el dedo en la llaga al asegurar que está demostrado que el aire contaminado por el humo de cigarros y cigarrillos es carcinógeno y uno de los agentes causales más importantes de los tumores en el ámbito laboral. Este hecho se produce especialmente debido al gran número de personas que se ven expuestas sin quererlo a ese aire contaminado.

Y aunque los trabajadores que no están enganchados a ese nocivo hábito saben que sus compañeros que sí lo están les perjudican cada vez que encienden un pitillo, poco pueden hacer, salvo expresar sus quejas y pedir, muchas veces sin éxito, que no se fume en sus proximidades.

Un estudio de campo llevado a cabo en 2001 por la Asociación Española contra el Cáncer entre un centenar de empresas de Málaga que se dedican a diversas actividades reveló que el 90 por ciento de los fumadores reconocían que el tabaquismo pasivo es perjudicial para los no fumadores, una apreciación compartida por el 97 por ciento de los trabajadores que no fumaban.

Prohibición en 2007

Esta situación cambiará para mejor cuando en 2007 esté prohibido fumar en todos los centros de trabajo. Esta medida podría adelantarse a finales de 2005 si cuaja un proyecto que elabora el Ministerio de Sanidad, que quiere sacarlo adelante mediante un consenso entre sindicatos y empresarios. La erradicación del consumo de cigarrillos en esos recintos se hará de forma progresiva para evitar conflictos entre fumadores y no fumadores. Para ello, las empresas, además de situar potentes extractores de humo, deberán habilitar unas zonas determinadas que serán las únicas en las que estará autorizado el consumo de tabaco.