Este sistema, denominado «arifarm-test», llegó al mercado farmacéutico en el año 2002. Desde entonces, las ventas se han incrementado entre un 15 y un 20%, algo que los responsables de este producto achacan al hecho de que «cada vez más padres están informados de su existencia y de su gran utilidad».

Así, gracias a esta herramienta, cuyo precio se sitúa alrededor de los 60 euros, los padres que sospechen que sus hijos puedan estar flirteando con las drogas sólo tienen que recoger una muestra de sudor impregnado en la ropa usada durante el día que crean que ha tenido lugar el consumo. Dicha muestra, que también puede ser de orina, tiene que ser recogida a partir de un mínimo de dos horas posteriores al consumo y hasta un máximo de 48 horas después.

Tres minutos después de realizar el test, los padres pueden comprobar si el menor ha tomado anfetaminas (AMP), cocaína (COC), opiáceos (OPI) y cannabis (THC). A pesar de su fiabilidad, en el caso de dar positivo, se recomienda una posterior prueba analítica de laboratorio que deberá valorar un profesional. Fuentes de Arifarm recalcaron que la intensidad de la coloración del test no indica un mayor o menor nivel de consumo de droga, ya que, según precisaron, la prueba es cualitativa, es decir, sólo pone de manifiesto si ha habido consumo o no.