Acercándonos al conocimiento de la marihuana de una forma desprejuiciada podremos saber qué hay de cierto en aquello de que la marihuana es más nociva que el tabaco o si en verdad se trata de una panacea para varias dolencias. De paso nos enteraremos de la caída de otros mitos, como aquel que suponía que las células neuronales no se generaban más allá de los primeros años de la vida.
También es necesario tener presentes cuestiones tales como cantidad y calidad del producto, y las condiciones específicas del receptor, lo cual puede también determinar resultados distintos tras el consumo de la droga.

«La Marihuana es una planta herbácea anual cuya única especie es la Cannabis sativa que presenta dos variedades: -Cannabis sativa Indica y -Cannabis sativa Americana. Aunque todas las partes de ambas plantas, masculino y femenino contienen sustancias psicoactivas Cannabinoides sus mayores concentraciones se encuentran en los extremos florecidos. La planta de la familia Cannabináceas, es originaria de Asia Central, cultivada en extremo Oriente desde tiempos remotos. Se extendió su cultivo a todo Occidente probablemente debido a sus propiedades estupefacientes.

En los Estados Unidos se utiliza el término de marihuana para referirse a cualquier parte de la planta o extracto de ella que induzca cambios somáticos y psíquicos en el hombre.

La preparación de la droga a partir de la planta, varía ampliamente en calidad y potencia, dependiendo del tipo clima, suelo, cultivo y método de preparación. Habitualmente la planta es cortada, secada, picada y utilizada para la formación de cigarrillos o incorporada a los que se expenden comúnmente» (Arredondo, 1994, p. 340).

Según Arredondo (1994), los principales compuestos pertenecen a varios grupos:

a- Compuestos Cannabinoides: Constituyen una serie de sustancias de naturaleza fenólica, derivados del difenilo y del benzopirano. A este grupo pertenecen una serie de isómeros del tetrahidrocannabinol, los denominados Delta 1 THC y Delta 6 THC; otros compuestos son el cannabinol, cannabidiol, cannabigenol, y el Delta 2 THC. Otros compuestos presentes en la planta son los de naturaleza ácida, siendo los más importantes; ácido A Delta 1THC, ácido B Delta 1THC, ácido Cannabidiolíco y ácido Cannabinólico.

b- Alcaloides: Poseen alcaloides de naturaleza simple como la nicotina y la tetranocannabina, alcaloide con propiedades similares a la estricnina.

Entre los alcaloides de naturaleza compleja encontrados en las hojas de la planta están las Cannabinas, A, B, C y D.

c- Ceras: Compuestos de naturaleza parafínica. El más importante es el Nonecosano.

d- Aceites esenciales: Los más importantes encontrados son: Carofileno, B-humileno, Limoneno, Selineno.

La marihuana contiene 421 químicos, el principal Cannabinoide es el Delta-9 ó simplemente THC, que posee un fuerte poder psicomimético. Contiene 50 tipos distintos de hidrocarburos serosos que ayudan a crear el alquitrán al fumar la marihuana, 103 terpenos, la mayoría de los cuales irrita las memebranas pulmonars, también contienen 12 ácidos grasos, 11 esteroides, 20 componentes nitrogenados, así como agentes tóxicos incluyendo el monóxido de carbono, el amoníaco, la acetona y el benceno; además el benzaltraceno y la benzolpirina, que son inductores del cáncer y que están presentes en la marihuana en cantidades de 50 a 100% más altas que el fumar el tabaco.

El Delta-9-THC se encuentra en la resina ubicada, en su mayor parte, en los brotes florecidos de la planta, con menor cantidad en las hojas, y un mínimo en los tallos fibrosos. Como resultado, la potencia psicoactiva de la preparación del cannabis varía enormemente, dependiendo de la parte de la planta usada para fabricarlo. La forma más potente proviene de la resina pura extraída de las hojas y las flores, y se conoce como «hashish».

La concentración de delta-9-THC es allí de entre el 8% y el 14%. Siguiendo en potencia viene el «ganja», muy comúnmnte fumada en los Estados Unidos. (A menos de que se especifique expresamente, nos referiremos aquí a la forma de administración del cannabis por medio del humo, excepto, por supuesto, en experimentos sobre animales).

El Ganja se hace de material seco de la planta tomado solamente de los brotes no polinizados de las plantas hembra. Se le conoce como «sin semilla» y esta versión de la marihuana contiene una concentración de THC de entre el 4 al 8% (Steinherz & Vissing, 1997-1998, 4).

La absorción es muy rápida por vía inhalatoria mientras que por vía oral es más lenta e incompleta, debido a lo cual es 4 veces más activo inhalado que ingerido.

«Los efectos farmacológicos se producen poco después de comenzar a fumar; se alcanzan concentraciones plasmáticas máximas en 7 a 10 minutos; se obtienen efectos fisiológicos y subjetivos máximos en 20 a 30 minutos. Los efectos subjetivos de un cigarrillo rara vez duran más de 2 o 3 horas. EI comienzo de las acciones suele producirse en alrededor de 30 a 60 minutos después de la administración oral; no hay efectos máximos hasta la segunda o tercera hora y se correlacionan bien con las concentraciones plasmáticas de la droga» (Arredondo, 1994, p. 341).

El metabolismo hepático conduce en primer lugar a sus derivados hidroxilados en posición 7, que actualmente se consideran las sustancias más activas, con posteriores hidroxilaciones en otras posiciones.

La excreción comienza muy pronto, y la mitad se elimina 24 horas, por bilis, heces y orina; se continua la excreción de metabolitos durante 8 días

Según Arredondo (1994), los metabolitos del THC permanecen durante largo tiempo en el organismo debido a que se elimina por bilis y se reabsorben por el intestino (circulación enterohepática). Los Cannabinoides no solo son solubles en las grasas, son lipofílicos; al ser fumada la marihuana, los Cannabinoides entran al flujo sanguíneo y se mezclan con las lipoproteínas llegando a las gónadas y al cerebro y permanecen por un largo periodo de tiempo; detectándose la retención de diferentes productos hasta 30 días después de la absorción.

«Una dosis oral de 20 mg de Delta-9 THC, produce efectos sobre el ánimo, la memoria, la coordinación motora, la capacidad cognoscitiva, el sensorio, el sentido del tiempo y la autopercepción. La memoria reciente está alterada y se deteriora la capacidad de realizar tareas que requieren pasos mentales múltiples» (Arredondo, 1994, p. 341).

A menudo, los fumadores de marihuana manifiestan imágenes visuales más vívidas y un sentido de la adición más agudo y la alteración de la percepción del tiempo es un efecto constante de los cannabinoides debido a que el tiempo parece pasar con mayor lentitud.

Una dosis elevada del Delta-9 THC puede inducir a alucinaciones francas, ilusiones y sentimientos paranoides. El pensamiento se toma confuso y desorganizado; la despersonalización y la alteración del sentido del tiempo se acentúan. La euforia puede ser reemplazada por una ansiedad que alcanza proporciones de pánico.

Dosis elevadas pueden producir psicosis tóxica con alucinaciones, despersonalización y pérdida del juicio de la realidad; esta reacción puede aparecer en forma aguda o solo después de meses de uso.

La utilización de marihuana puede causar una exacerbación aguda de la sintomatología en los esquizofrénicos estabilizados.

«En su forma de acción los cannabinoides son productos liposolubles con especial tropismo hacia el sistema nervioso. El individuo que consume cannabis por primera vez suele experimentar muy pocos efectos, o ninguno, y en todo caso, son efectos depresores o sedantes porque al parecer los productos presentes en la planta ejercen, fundamentalmente, esta acción. Cuando el organismo, lo recibe, aprende a metabolizarlos (con inducción enzimática) para obtener el 7-hidroxiderivado del CH, que se supone es el producto estimulante y efurorizante. Para acelerar este proceso algunos neófitos ingieren oralmente grandes dosis de preparados.

Los mecanismos propuestos incluyen interacciones con los lípidos en las membranas celulares para aumentar la fluidez; el Delta 9 THC y su 11-Hidroximetabolito activo aumentan la fluidez del las membranas; también se ha sugerido la alteración en síntesis de prostanglandinas como el mecanismo subyacente de algunas acciones de los Cannabinoides.

Sin embargo, el aumento o disminución de la síntesis parece depender del tejido estudiado y algunos de los metabolitos del Delta-9 THC que presentan acciones opuestas a las del compuesto original.

Los Cannabinoides inhiben la síntesis del ADN, ARN y proteínas, y producen alteraciones en el metabolismo de la glucosa. Esto explica los trastornos de consolidación de la memoria y, en parte, la relajación y la apatía» (Arredondo, 1994, p. 341).

Los investigadores han encontrado que el THC cambia la forma en que la información de los sentidos llega y se procesa en el hipocampo. Esto es un componente del sistema límbico del cerebro que es crucial para el aprendizaje, la memoria y la integración de las experiencias sensoriales con las emociones y las motivaciones.

Las investigaciones han demostrado que el THC suprime las neuronas del sistema de procesamiento de información del hipocampo. Además, los investigadores han descubierto que los comportamientos aprendidos, que dependen del hipocampo, también se deterioran.

Proceso neurogénico en el bulbo olfatorio e hipocampo

«El final del siglo XX vio caer, uno detrás de otro, muchos dogmas biológicos que habían permanecido intocables durante décadas. Uno de los más notables fue el de la incapacidad del cerebro de los mamíferos adultos para generar nuevas neuronas. Hoy sabemos que la neurogénesis, es decir, la diferenciación de nuevas neuronas a partir de células precursoras, ocurre en dos zonas muy concretas de nuestro cerebro, el bulbo olfatorio y el hipocampo.

El bulbo olfatorio se encarga de recibir y procesar información de los quimiorreceptores del epitelio olfatorio, mientras que el hipocampo está implicado en una de las más enigmáticas propiedades de nuestro sistema nervioso central, la memoria» (Muñoz, 2001, 1).

«El hipocampo es la parte alargada, medial, de la corteza temporal, que se pliega hacia arriba y hacia dentro para formar la superficie ventral del asta inferior del ventrículo lateral; Un extremo del hipocampo desemboca en los núcleos amigdalinos, y también se fusiona a lo largo de uno de sus bordes con la circunvolución parahipocámpica, que es la corteza de la superficie ventromedial del lóbulo temporal.

El hipocampo (y las estructuras contiguas del lóbulo temporal, denominadas en conjunto formación hipocámpica) tiene numerosas conexiones, principalmente indirectas, con muchas porciones de la corteza cerebral, así como con las estructuras básicas del sistema límbico: la amígdala, el hipotálamo, el septum y los tubérculos mamilares.

Casi cualquier tipo de experiencia sensorial activa por lo menos parte del hipocampo, y a su vez el hipocampo distribuye muchas señales eferentes al tálamo anterior, al hipotálamo y a otras partes del sistema límbico, principalmente a través del trígono, su principal vía de salida. Por tanto, el hipocampo es un canal adicional a través del cual las señales sensoriales que penetran pueden conducir a reacciones conductuales apropiadas pero con propósitos diferentes.

Como ocurre en otras estructuras límbicas, la estimulación de diferentes áreas del hipocampo puede causar casi cualquier patrón de conducta, como rabia, pasividad o impulso sexual excesivo.

Otra característica del hipocampo es que es hiperexcitable; por ejemplo, estímulos eléctricos débiles pueden causar crisis epilépticas localizadas en las propias zonas hipocámpicas, que persisten muchos segundos después de la terminación del estímulo, lo que sugiere que el hipocampo quizá produce señales de salida prolongadas incluso en condiciones de funcionamiento normal.


Durante las crisis hipocámpicas del ser humano, la persona experimenta diversos efectos psicomotores, como alucinaciones olfatorias, visuales, auditivas, táctiles, y otros tipos de alucinaciones que no pueden suprimirse incluso cuando la persona no ha perdido la conciencia y sabe que las alucinaciones no son reales.

Probablemente una de las razones de la hiperexcitabilidad del hipocampo es que tiene un tipo de corteza diferente de la del resto del cerebro, Mecanismos encefálicos de la conducta y la motivación: el sistema límbico y el hipotálamo con sólo tres capas de células nerviosas en algunas partes, en vez de las seis capas que se encuentran en otras zonas» (Guyton & Hall, 1998, p. 820-821).

La neurogénesis hipocampal ocurre en una región basal llamada el giro dentado. Allí hay células precursoras que se dividen y dan lugar a células que migran hacia el hipocampo y se diferencian en neuronas, estableciendo conexiones con otras neuronas.

De esta forma se producen algunos miles de nuevas neuronas todos los días, aunque una buena parte de ellas mueren en cuestión de semanas. Se sabe que un comportamiento inquisitivo y la exploración de medios ricos en estímulos aumentan la neurogénesis y la supervivencia de las nuevas neuronas mientras que el estrés o la ausencia de estímulos la disminuyen [Gould et al., Nature Neurosci. 2:260-265 (1999) citado por Muñoz, 1994]. Pero nunca se había demostrado conexión directa entre la neurogénesis y la capacidad de memoria en mamíferos (Muñoz, 2001, 2).

Los experimentos realizados por la Doctora Xia Zhang (2005), de la unidad de investigación neuropsiquiátrica en el departamento de psiquiatría de la Universidad de Saskatchewan en Saskatoon, Canadá, en ratas que recibieron una dosis potente de cannabis mostraron que la droga estimula el crecimiento de nuevas células cerebrales.

La doctora Zhang descubrió que después de un mes de tratamiento, la droga provocó en esos animales un regeneramiento de las neuronas en el hipocampo, un área del cerebro que controla el humor y las emociones y que está asociada al aprendizaje y la memoria.

Con el tratamiento con cannabis, las ratas estaban menos ansiosas y más dispuestas a comer en un ambiente nuevo, que anteriormente las hubiera atemorizado. Se ha demostrado que la mayoría de las drogas, incluyendo el alcohol, la heroína, la cocaína y la nicotina, destruyen las células nerviosas en el hipocampo, aseguraron los investigadores de la Universidad de Saskatchewan, Canadá.

Un estudio sugiere que el cannabis es la única droga ilícita que puede estimular la neurogénesis adulta en el hipocampo después de una administración crónica, escribieron en el Journal of Clinical Investigacion (Corrientes, Argentina, domingo 23 de octubre, 2005).

Las dosis altas y bajas de exposición aguda y crónica a la cannabis pueden explicar los resultados aparentemente conflictivos observados en estudios clínicos en relación con los efectos de la cannabis sobre la ansiedad y la depresión.

El estudio surgió de un descubrimiento reciente que permitió saber que, a diferencia de otras partes del cerebro, el hipocampo puede generar neuronas a través de toda la vida de los mamíferos, incluyendo a los humanos.

Aparentemente la droga psicoactiva cannabis altera los efectos del dolor, la náusea, los tumores, la esclerosis y otros desórdenes tanto en animales como en humanos, dice el equipo.

Síntesis


En síntesis, la marihuana no es más nociva que el tabaco pero lejos está de ser un producto inocuo. Puede ser administrada para paliar los efectos de ciertas enfermedades pero también puede ser la causante o el catalizador para otras. Ni que decir que se trata de una droga recreativa por excelencia, pero simultáneamente –aunque por razones que aquí no se tratan- es la excusa para el encarcelamiento de miles de individuos en muchas partes del mundo, con el consiguiente sufrimiento que esta situación conlleva.

Su abuso –del cual muchos no logran escapar- coarta proyectos y conduce a muchos individuos –y a sus familias- al fracaso y al dolor.

Pese a todo, aún es mucho lo que queda por conocer acerca de esta sustancia milenaria y poderosa, y tal vez en un futuro no tan lejano se pueda lograr un mejor y más completo aprovechamiento de sus propiedades benéficas morigerando sus aspectos negativos.