Esnifan para soltarse, bailar con desparpajo, charlar sin tapujos con los chicos y experimentar sensaciones nuevas. Las jóvenes murcianas han cogido carrerilla y ya se apuntan el luctuoso mérito de igualar a los chicos en el porcentaje de consumidores habituales de cocaína.

En el año 2002 un 5,3% de las chicas de 18 años encuestadas por técnicos del Observatorio Regional de Drogas reconocía haberse colocado metiéndose una raya en el último mes. En el último sondeo, efectuado en el año 2004, esa cifra se dispara hasta el 10%. Es más: seis de cada diez nuevos adictos a este estupefaciente comenzaron a esnifar entre los 15 y los 16 años.

Esta peligrosa tendencia al alza en la prevalencia del consumo de cocaína en la Región es uno de los datos alarmantes que recoge el nuevo Plan Regional sobre Drogas 2006-2009, al que ha tenido acceso La Verdad.

El equipo de la Secretaria Sectorial de Drogodependencias, que dirige Pablo Fernández, ha ideado una batería de medidas en aras de frenar el incremento de las drogadicciones entre la población murciana. Ese plan de choque, que ya ha sido presentado por la consejera de Sanidad, María Teresa Herranz, a los agentes sociales implicados en la lucha contra la drogadicción, hace especial hincapié en la evolución de dos sustancias: cocaína y cannabis.

Respecto a los escolares (sondeo de entre 14 y 18 años), «el consumo de cocaína ha aumentado de forma muy importante en la última década», como recoge el análisis previo a dicho plan. De hecho, las tasas se han duplicado: un 7,7% reconoce en el 2004 que ha probado este narcótico alguna vez en su vida frente al 3,4% que lo admitía hace diez años. Y lo mismo ocurre con los que aseguran haber consumido en el último año: del 2,8% al 6,4%.

El motivo que les acerca a una raya de coca es bien simple: buscan diversión y experimentar sensaciones nuevas, como citan el 63,7% de los 6.127 encuestados, que son estudiantes de segundo ciclo de la ESO, de Bachillerato, y de ciclos formativos de grado medio.

En el estudio de los hábitos entre la población adulta (encuesta domiciliara a 800 murcianos de entre 15 y 65 años), el panorama es igual de preocupante. Las tasas de prevalencias de consumo de cocaína en la Región doblan a los porcentajes nacionales. Si en el conjunto del país un 2,5% de sondeados admite haber esnifado coca en el último año, en Murcia la tasa se dispara hasta el 6,1%.

Respecto a la evolución regional entre 1997 y 2003, el número de cocainómanos, habituales y esporádicos, también ha experimentado un incremento. En 1997 un 0,6% decía haber tomado este estupefaciente en los últimos 30 días, mientras que seis años más tarde la tasa de consumidores mensuales se eleva al 3,7%. En este colectivo de adictos, la edad de inicio se sitúa en los 21,5 años -desciende desde los 22,2 años- y la mayoría empezó su flirteo con el polvo blanco por «diversión».

Los porros siguen acaparando el interés de los más jóvenes, a la par que el alcohol y el tabaco. Un 40,3% de los chavales ha fumado un canuto alguna vez antes de cumplir los 18 años y la edad media para iniciarse en el cannabis ha disminuido: de 15,1 años en el año 1994 a 14,8 años en la encuesta practicada en el 2004.