La adicción al trabajo es un problema más frecuente de lo que parece. Los expertos sitúan las cifras en el 10% de la población española. No sólo provoca problemas psicológicos en el individuo sino que también alcanza toda la esfera familiar. A menudo tiene consecuencias en la salud: problemas cardiovasculares, gástricos, trastornos musculares y ansiedad. Diagnosticar esta entrega desmedida es imprescindible para ponerle solución. Uno de los puntos clave para detectarla es la presencia de compulsión.

El diagnóstico de la adicción al trabajo, hasta ahora, se llevaba a cabo con dos pruebas: el WorkBAT (batería de adicción al trabajo) y el WART (test de adicción al trabajo). Pero las dudas sobre su fiabilidad y efectividad han llevado a investigadores de la Universidad Jaume I (Valencia) al desarrollo de una nueva herramienta de evaluación, publicada en «Psicothema». El cuestionario DUWAS (por «Dutch Work Addiction Scale») «se utiliza desde hace cinco años en su versión original de 17 preguntas. El año pasado se validó una versión breve en países como Holanda y Japón, y recientemente lo hemos validado con muestra española», explica a Consumer Eroski, Mario del Líbano, investigador principal del proyecto e investigador de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad Jaume I de Castellón de la Plana.

Exceso de trabajo y compulsión

Esta nueva escala aporta más fiabilidad que las anteriores. Las estadísticas muestran «buenos índices de fiabilidad y validez. Además, el hecho de que sea una escala breve, de sólo diez preguntas, facilita que pueda utilizarse con otro tipo de escalas, sin que el trabajador se aburra, y que conteste de forma aleatoria», indica Del Líbano. El investigador añade, además, que esta nueva escala se centra, por fin, en una «definición ajustada de lo que es adicción al trabajo», que tiene en cuenta sus dos dimensiones principales: el trabajo excesivo y hacerlo con un compulsivo«. Los expertos señalan que dedicar más de 50 horas a la semana al trabajo puede determinar la adicción.

Problemas físicos

En España, esta adicción afecta en torno al 12% de los trabajadores. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 8% de la población activa española dedica más de 12 horas al día a su profesión. Un problema que antes era en general masculino, y que cada vez afecta a más mujeres, por su incorporación progresiva al mundo laboral. Los efectos psicológicos pueden ser más o menos evidentes, aunque empeoran a medida que progresa la adicción. Incluso a menudo, conllevan complicaciones físicas relacionadas con la sintomatología del estrés: alteraciones gástricas o cardiovasculares, como hipertensión arterial e infarto. A todo ello se unen trastornos en el ámbito social, caracterizados según del Líbano, por la «reducción de su círculo de amistades y por dificultades familiares por el descuido de pareja e hijos».

Una mala alimentación y pocas horas de sueño (para maximizar el tiempo que tienen para trabajar), así como del exceso de trabajo al que hacen frente de forma diaria inciden negativamente en la salud física. «Las alteraciones sociales y familiares se producen por el desequilibrio que existe entre el tiempo y esfuerzo que se invierte en el área laboral y la no laboral», culmina el investigador. Cuando, además, las personas adictas al trabajo se consumen sustancias ilegales para aumentar su rendimiento laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir, el cuadro se agrava.

Papel de las empresas

En el III Congreso de Patologías derivadas del estrés, Del Líbano presentó un trabajo en el que discutió el perfil del adicto al trabajo: alta importancia y significado del trabajo, alta vitalidad, energía y competitividad, trabajar por encima de lo requerido, necesidad de control, autovaloración, presencia de problemas de salud, problemas extralaborales, presentismo laboral y comunicación interpersonal deficiente. El papel de las empresas para detectar estas conductas es esencial y obligado, ya que están consideradas como factores de riesgo laboral. Por este motivo, no hay que premiar los excesos laborales; aunque es una medida que utiliza el 80% de las empresas españolas, según datos del Instituto de Formación Avanzada (Infova).

Entre las conclusiones del IV Congreso Nacional de la Asociación para Racionalizar los Horarios Españoles (AHOE), en noviembre de 2009, se destaca que la conciliación de la vida familiar y laboral es una exigencia de calidad de vida en las sociedades desarrolladas e igualitarias. Y, además, se remarca que las empresas deben adoptar medidas para asegurar esta concordia, impulsar la gestión de la diversidad, la innovación y la flexibilidad.

PRESENTISMO LABORAL

El «presentismo laboral» siempre se ha referido a las personas que trabajan a pesar de estar enfermos, que provoca un bajo desempeño en sus actividades. Hoy en día, este concepto engloba más condiciones, resultado de no poder desempeñar las funciones al 100%: depresión, ansiedad, problemas de pareja, entre otros. La clave está en la falta de concentración, que se traducen en una gran falta de productividad. En la nueva era de Internet, este término también se asocia a perder el tiempo con webs no relacionadas con el trabajo, un aspecto que en menor o en mayor medida, según las estadísticas, hace más de la mitad de la población.

Mario del Líbano habla de ambos tipos de presentismo, aunque añade que «muchos adictos son presentistas, pero no todos los presentistas pueden considerarse adictos». A la larga, este comportamiento afecta en todos los ámbitos de la persona y deriva en ausentismo. Por miedo a perder el trabajo, los empleados no quieren faltar, aunque en realidad esta misma conducta perjudique a la empresa.