La ingestión de bebidas alcohólicas es la causante de diversos problemas sociales. El primer afectado – por el desarreglo emocional que le provoca, la pérdida de control de los actos y el impacto en el organismo- es la persona que bebe más allá de lo que aconsejan un sano sentido de equilibrio y la prudencia.

Además de los directamente afectados, los que pertenecen al entorno de los bebedores y la sociedad en general – al ser las personas, potencialmente, posibles blancos de conductas que pongan en peligro vidas y bienes- son los que sufren las consecuencias. El ejemplo que mejor retrata esta situación es el accidente de tránsito que involucra al conductor y a terceras personas.

El número de bebedores que sobrepasan los límites admitidos va en constante aumento. Las frustraciones, los problemas económicos, el arrastre del grupo y otros factores son los que empujan al consumo inconveniente del alcohol. A medida que aumenta la crisis, hay mayor cantidad de gente inmersa en ese vicio, no enfrentado aún con suficiente seriedad y asignación de recursos.

Las disposiciones regulatorias que pretenden implementar las autoridades vinculadas al tema – Ministerio de Obras Públicas y municipalidades- en distritos del departamento Central serán eficaces si no se desdibujan con controles que acaban en coimas y multas, que concluyen a mitad de camino por desidia o algún tipo de presión.

El Plan de Seguridad Vial trabajará en un proyecto cuyo objetivo es disminuir las tasas de mortandad originadas en el alcohol. Está comprobado que la mayoría de los accidentes ocurren porque los choferes carecen del pleno dominio de sí mismos.

Agotar el esfuerzo en algo que es urgente y necesario pero que no abarca la totalidad del problema, sin embargo, sería lamentable. La Policía Caminera y los agentes de tránsito de los municipios actuarán solo sobre los efectos de la borrachera. Lo importante, empero, es atacar sus raíces, las causas que hacen que se tome en exceso.

Además del control estricto, las sanciones tienen que ser lo suficientemente aleccionadoras como para persuadir a los transgresores de no volver a las andadas. No solo eso: deben establecerse clínicas públicas de rehabilitación en todo el país para recuperar a los alcohólicos.

Lo más urgente que las autoridades del área pueden hacer es reforzar la campaña de educación ciudadana. Trabajar en la prevención, que es la toma de conciencia acerca de los perjuicios que generan las bebidas nocivas, es la mejor inversión posible. Ahorrará vidas y dinero al Estado.