“Las adicciones no son el problema, son la solución que una persona encontró para su dolor”. Esta frase, cargada de verdad, nos invita a mirar más allá del estigma y a comprender que las adicciones, lejos de ser un fallo personal, son señales de un sufrimiento profundo. En el corazón de la patología dual –la coexistencia de adicciones a sustancias y/o comportamentales y otros trastornos mentales– hay historias de dolor, trauma, ansiedad o desconexión que no pueden abordarse sin una perspectiva integral y compasiva.
En España, se estima que entre el 60% y el 70% de las personas con adicciones presentan trastornos mentales comórbidos, como depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático entre otros (Miquel, L., et al., 2011, Adicciones, 23(2), 165-172).
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