Para las mujeres que fumaron durante su primer embarazo y tuvieron complicaciones, esa experiencia tiene poco efecto en la decisión de no volver a fumar durante una nueva gestación, según ha demostrado un estudio del Karolinska Institutet, de Estocolmo (Suecia), publicado por «American Journal of Obstetrics and Gynecology».

Un equipo, dirigido por el Dr. Sven Cnattingius, analizó datos de 98.778 mujeres con dos embarazos y que fumaron cigarrillos a diario durante la primera gestación.

El equipo consideró complicaciones relacionadas con el tabaquismo el nacimiento sin vida, el síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS), el nacimiento prematuro y a los niños pequeños para la edad gestacional, mientras que la mortalidad de los lactantes por defectos de nacimiento no se consideró relacionada con el tabaquismo.

En general, los investigadores hallaron que el 70% de las mujeres había fumado durante el segundo embarazo.

Las pacientes con menor educación y más jóvenes, como así también las grandes fumadoras, eran más propensas a seguir fumando durante el segundo embarazo.

Las mujeres que habían tenido un primer hijo pequeño para la edad gestacional tenían una gran posibilidad de fumar durante el segundo embarazo. Mientras que aquellas que habían dado a luz un niño sin vida o cuyo hijo había muerto por malformaciones congénitas eran menos propensas a fumar.

El equipo insistió en que es muy importante para las mujeres que ya tuvieron complicaciones del embarazo relacionadas con el tabaquismo que abandonen el hábito para proteger los siguientes embarazos, ya que tiene un alto riesgo de volver a sufrir esos problemas.

Los resultados, agregaron los autores, sugieren que las estrategias de salud pública para ayudar a las mujeres a dejar de fumar son insuficientes. «Además de las campañas de salud pública, deberían considerarse más estrategias centradas en las pacientes y asistencia de los profesionales de la salud», concluyeron los investigadores.