El director del Comité, Víctor Cherkésov, durante una audiencia en el Kremlin informó al presidente ruso, Vladímir Putin, de que el nuevo organismo estará integrado por 40.000 agentes, con bases operativas en todas las 89 repúblicas y regiones del país.

El nuevo organismo, con amplias atribuciones comparables a las del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB), está supeditado directamente al Kremlin, explicó posteriormente a la prensa Cherkésov.

«En las próximas semanas, tendremos 34.000 efectivos en servicio, y otros 6.000 ingresarán a la institución hasta finales de año», afirmó Cherkésov, citado por la agencia Interfax.

El pasado 11 de marzo, Putin creó por decreto el Comité Estatal de Control de Narcóticos y Substancias Psicotrópicas y entregó a este organismo la infraestructura y los 30.000 efectivos de la Policía Fiscal, que de un plumazo fue disuelta por otro decreto presidencial.
Mediante un decreto más, Putin puso al frente del nuevo organismo a Cherkésov, uno de los hombres de máxima confianza del líder ruso, y su amigo personal desde que ambos fueron oficiales del antiguo KGB soviético y más tarde pasaron a dirigir a su sucesor ruso, el FSB.

Según la respectiva ley federal, los agentes del nuevo Comité pueden realizar allanamientos sin sanción judicial, intervenir las comunicaciones privadas, revisar cuentas bancarias y ejercer otras actividades de espionaje contra presuntos narcotraficantes.

La aparición de este organismo supone otro paso del Kremlin para detener el narcotráfico y la drogadicción en el país, donde se contabilizan al menos cuatro millones de consumidores de drogas, según estimaciones oficiales.

En los últimos cinco años, el consumo de heroína en Rusia aumentó en un 2.200 por ciento, el de cocaína se multiplicó por mil y el consumo de drogas con efecto estimulador, como las anfetaminas, se incrementó en otro 2.000 por ciento.

Cherkésov dijo que la nueva entidad cuenta con los instrumentos legales indispensables para poner coto a los canales de distribución de narcóticos y la legalización de los capitales ilícitos mediante las estructuras bancarias y financieras del país.

La drogadicción en Rusia incide de forma determinante en la criminalidad, con 105.500 delitos relacionados con drogas en lo que va de año.

De esta cifra, 40.255 casos corresponden a crímenes «graves y de extrema gravedad», buena parte de ellos asesinatos vinculados al narcotráfico, según dijo Cherkésov a la prensa la semana pasada.

La mayoría de los estupefacientes que consume Rusia procede de Afganistán, país que el año pasado produjo el 75 por ciento de la heroína del mundo.

Sin especificar las fuentes, Cherkésov aseguró que el mercado mundial de narcóticos mueve, como poco, 400.000 millones de dólares anuales y el narcotráfico ruso tiene en circulación capitales que ascienden a los 8.000 millones de dólares al año.
Cherkésov anotó que el tráfico de narcóticos por el territorio ruso supone una seria amenaza para la seguridad nacional y que los narcotraficantes rusos controlan el 2 por ciento del trafico mundial de drogas y el 86 por ciento de la heroína que consume Europa.