La ministra de Sanidad, Elena Salgado, alertó hoy en Santander de la situación actual «preocupante» y de la «cierta relajación» que, según destacó, se está experimentado ante las nuevas formas de consumo de drogas –alcohol, tabaco y cannabis, así como alucinógenos y cocaína vinculados con el ocio juvenil–, por lo que abogó por «no bajar la guardia» a este respecto.

Salgado, quien esta mañana inauguró el encuentro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) sobre «Control de la oferta de drogas y reducción de la demanda: ¿políticas complementarias o excluyentes?» que estos días analiza los 20 años de vigencia del Plan Nacional Sobre Drogas (PNSD), lamentó así la «notable disminución» que, según aseveró, se está produciendo en el «grado de importancia» que la sociedad atribuye al problema de la drogadicción.

A modo de ejemplo, constató que «si hace 20 años, en todas las encuestas de opinión, esta cuestión ocupaba el segundo o el tercer lugar en cuanto a gravedad e importancia, los últimos barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lo sitúan en el sexto lugar, muy por debajo de problemas como el paro, la vivienda o el terrorismo».

Si bien consideró que esa «disminución» en la «consideración social» de la drogadicción permite abordar este problema «de manera más reflexiva», denunció «cierta relajación» ante sus riesgos hasta el punto que, según advirtió, «puede apreciarse un número creciente de consumidores de alcohol, cannabis, cocaína o drogas de síntesis».

En relación con esta idea, aseveró que ese aumento «afecta sobre todo» a la población juvenil, de modo que en los últimos años «no ha variado sustancialmente la edad media de inicio al consumo de alcohol entre adolescentes de 14 a 18 años», e incluso ha bajado en el caso del cannabis «por debajo de los 15 años».

Asimismo, denunció como que los jóvenes «cada vez tienen menos conciencia» del riesgo que supone el uso de sustancias como el alcohol, el cannabis «e incluso la cocaína si se trata de un consumo esporádico».

Por su parte, la consejera cántabra de Sanidad, Charo Quintana, aludió a datos de la Encuesta Escolar de 2004, y subrayó que entre los jóvenes de la región entre 14 y 18 años el alcohol es la droga más consumida, de forma que el pasado año un 85% de escolares de estas edades había probado esta sustancia en alguna ocasión, frente a un 73% que confesó tomarlo habitualmente.

Según el mismo informe, el tabaco es la segunda droga más consumida por la juventud de Cantabria, con una edad de inicio fijada en los 13 años y un 31% de jóvenes fumadores habituales el pasado año.

Además, según Quintana, en el caso del cannabis en Cantabria «sí se está observando un incremento importante de su consumo», con un 25% de jóvenes que consumen habitualmente, y un 40% que lo hacen esporádicamente.

MÁS PREVENCIÓN

La ministra también se refirió a la Estrategia Nacional sobre Drogas 2000-2008, cuya primera evaluación –del 2000 al 2003– ya se ha realizado y de acuerdo con la cual, según enfatizó Salgado, la situación «no ha evolucionado favorablemente», sobre todo en el ámbito de la prevención.

Por ello, abogó por impulsar más campañas de información y sensibilización a la población en general, así como «extender la eficacia» de los programas escolares y promover el diagnóstico precoz en los equipo de Atención Primaria.

A este respecto, destacó «el papel poco relevante» que, a su entender, ha jugado hasta ahora la familia en la lucha contra las nuevas formas de drogadicción, aunque «es en este ámbito donde se generan los primeros hábitos saludables y se ofrecen los primeros parámetros de una vida sana».

Así, destacó la convocatoria, «desde hace cinco meses» del Foro Social Frente las Drogas, con el fin de «implicar a todas las fuerzas sociales» en este asunto y que, según dijo, podrá ofrecer «unos primeros resultados de su trabajo» en noviembre. Precisó que en este Foro el Ministerio «únicamente ocupa el papel de Secretaría» para «facilitar medios materiales» ya que «es la propia sociedad y los jóvenes los que tienen que encontrar respuestas», sentenció.

Con todo, la ministra aclaró que en este ámbito «no hay ninguna receta mágica», sino «solamente la receta de que aquellos que no han consumido todavía drogas no lo hagan, y quienes sí lo han hecho dejen lo dejen lo antes posible».