El snus, especialmente en su versión blanca, parece estar consolidándose como «el nuevo frenesí del verano» entre la juventud en España, al menos así lo han especificado varios medios de comunicación y personas expertas durante estos meses de verano. Su discreta apariencia, facilidad de uso en cualquier lugar y la falsa percepción de ser una alternativa más segura al tabaco, han contribuido a su rápida popularización.

Este fenómeno recuerda a otras modas estivales que capturan la atención, aunque con el agravante de que esta sustancia conlleva peligros para la salud, como el aumento del riesgo de cáncer oral y problemas cardiovasculares. Sin embargo, esta creciente preocupación también resalta la dualidad de esta moda: mientras que muchas lo adoptan como una novedad, otras advierten sobre sus peligros, lo que podría aumentar aún más su notoriedad y convertirlo en el tema candente del verano –precisamente, lo que ha pasado durante las últimas semanas–.

En este aspecto, Claudio Vidal, director general Energy Control, anotó en Onda Madrid que no es algo que estén viendo muy presente en su área de trabajo y que sigue imperando el tema de los cigarrillos tradicionales. «Con las personas con las que nosotros trabajamos no es algo que esté muy presente. En el caso de esta nicotina sintética es algo muy anecdótico«. Para Vidal, el mercado de esta sustancia no está regulado, ni se conoce la composición ni las dosis, por lo que es difícil tomar una decisión informada de este producto. Esta falta de información es algo con lo que juega a favor la industria y su marketing para venderlo.

De hecho, Raquel Fernández, presidenta de Nofumadores.org, destacaba en el mismo programa de radio que se está promocionando por redes sociales, incluso por deportistas profesionales, y que el hecho de que tenga sabor, es algo que llama la atención.

Pero, ¿qué es el snus?

Es un producto de tabaco que, a diferencia de los cigarrillos, no requiere combustión. En lugar de fumarlo, las personas usuarias colocan pequeñas bolsas de tabaco húmedo o seco en la boca, donde la nicotina se absorbe a través de la mucosa bucal. Esto permite un consumo discreto, sin humo.

Existen dos variantes principales de esta sustancia: el marrón y el blanco, cada uno con características y riesgos específicos. El marrón es el tradicional que se consume en Suecia. Este producto ha sido parte de la cultura sueca durante siglos y es ampliamente utilizado en el país. Se caracteriza por su proceso de humidificación y fermentación, lo que le da su color oscuro y un sabor más fuerte. Además, libera nicotina rápidamente debido a su contenido de humedad y es más propenso a causar manchas en los dientes y otros efectos adversos sobre la salud bucal.

El snus blanco, por otro lado, es un producto más reciente y procesado de manera diferente. El tabaco se lava y se seca, lo que lo hace menos propenso a manchar los dientes y le da un aspecto más discreto. Libera nicotina de forma más lenta y prolongada. A pesar de estas diferencias, ambos tipos contienen niveles elevados de nicotina, lo que los hace altamente adictivos.

En la Unión Europea, la venta de snus está prohibida desde 1992, con la excepción de Suecia, donde sigue siendo legal gracias a una exención concedida cuando el país se unió a la UE. Sin embargo, mientras que el snus marrón sí tiene impuesta esta prohibición, no es así con el blanco, que se encuentra en una situación de alegalidad al ser una sustancia reciente. Ante esta situación, se han levantado voces pidiendo que se incluya en la legislación antitabaco.

Y, ¿qué hacer ahora? De momento, es importante no caer en alarmas sociales. Es fundamental esperar a tener información basada en evidencia para evitar darle una mayor notoriedad a la sustancia y permitir que la industria la promocione como una novedad en el mercado de productos de nicotina. Especialmente si uno de los reclamos para su venta se basa en una «alternativa más sana» que los cigarrillos convencionales.