Fumar y otros tipos de consumo de tabaco aumentan el dolor que causan los trastornos de la articulación temporomandibular (TAT), conjunto de problemas que causan dolor y disfunción en la articulación de la mandíbula y sus músculos. Los síntomas incluyen un dolor que se irradia por la mandíbula, la cara o el cuello, movilidad limitada o cierre mandibular y un “clic” doloroso al abrir o cerrar la boca. La causa de los TAT se desconoce, pero puede atribuirse a un daño articular por artrosis o una lesión.

El tabaquismo no es considerado un factor de riesgo de TAT, pero estudios han demostrado que en las personas con ciertas enfermedades dolorosas (fibromialgia y dolor de espalda crónico), el tabaco tiende a agravar el dolor.

Para comprobar si lo mismo se podría considerar en los pacientes con TAT, un equipo de la Mayo Clinic de Rochester (Estados Unidos) evaluó a 606 pacientes atendidos allí en dos años.

No se observó una relación clara entre la gravedad del dolor por TAT y el consumo de tabaco, fumado o masticado. De todos modos, los resultados cambiaron cuando el equipo se concentró en el 55% de los pacientes sin dolor miofascial, es decir en aquellos en que la causa del TAT era artrosis u otro dolor articular, en lugar de problemas en los músculos mandibulares.

Entre esos pacientes, los consumidores de tabaco eran cuatro o cinco veces más propensos a sentir dolor moderado o grave. El equipo, dirigido por Toby N. Weingarten, publicó los resultados en “Pain”.

No obstante, se desconoce por qué los consumidores de tabaco sienten más dolor por TAT o por qué eso ocurre en aquellos sin dolor miofascial.

Fumar acelera la degeneración ósea de la columna y lo mismo podría ocurrir en la articulación temporomandibular, concluye el equipo que, sin embargo, añade que el hecho de que los fumadores no tengan tasas más altas de TAT va en contra de esa teoría.

Según los autores, cualquiera que sea el motivo, el estudio sugiere que dejar de fumar podría reducir el dolor por TAT en algunos pacientes. Los ex consumidores de tabaco, señaló el equipo, no tuvieron más probabilidades que los no fumadores de tener dolor moderado o grave.