Según muestra un artículo publicado en «Biological Psychology», la silegilina, fármaco utilizado para tratar la enfermedad de Parkinson, puede ayudar a algunos fumadores a abandonar el hábito.

La seligilina actúa retrasando la degradación de la dopamina, neurotransmisor cuyas concentraciones disminuyen progresivamente en ciertas zonas del cerebro de los enfermos de Parkinson. Algunas investigaciones anteriores han sugerido que el sistema dopaminérgico desempeña un papel en la dependencia a la nicotina.

En su estudio, los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (Estados Unidos), evaluaron la proporción de pacientes tratados con el fármaco que dejaron de fumar.

Durante 8 semanas, 20 individuos recibieron el fármaco y otros 20 recibieron placebo. Al final de ese período, seguían sin fumar 9 del primer grupo (45%) frente a sólo 3 (15%) del segundo. A los 6 meses de finalizada la terapia, 4 pacientes del primer grupo seguía sin fumar, frente a sólo uno del grupo placebo.

Los efectos adversos del fármaco, según los autores, fueron generalmente leves, entre ellos pérdida de apetito, síntomas gastrointestinales e insomnio.

Dada la pequeña muestra de pacientes que participaron en la investigación, los autores recomiendan llevar a cabo estudios más amplios que confirmen estos resultados preliminares.