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Uno de cada cinco jóvenes que acude a hacer ejercicio a un gimnasio consume sustancias para potenciar el rendimiento, según los datos barajados hoy en la XVII Jornada sobre Dependencias “Ejercicio físico y deporte como elementos de prevención” organizadas en Valencia por el Ayuntamiento, la Universitat, la Consellería de Sanitat y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD).

“El deporte no es sólo una cuestión estética, sino de salud, y transmite valores de esfuerzo, competitividad y trabajo en equipo muy positivos para el desarrollo de la persona”, ha señalado la Concejala de Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Valencia, Lourdes Bernal, en la rueda de prensa para presentar este encuentro. Estos hábitos son los que se tratan de fomentar desde hace años por el Plan Municipal de Drogodependencias del Ayuntamiento de Valencia que, sin embargo, tampoco quiere olvidar las consecuencias de una práctica insana del ejercicio físico.

En el encuentro informativo Lourdes Bernal ha estado acompañada por Ignacio Calderón, Director General de la FAD, Sofía Tomás, Directora General de Drogodependencias de la Generalitat Valenciana y Juan Antonio Corbalán, médico y ex jugador de baloncesto.

El Ayuntamiento de Valencia, la Concejalía de Sanidad y el Plan Municipal de Drogodependencias trabajan desde hace años en la promoción de hábitos saludables de vida y en la prevención de las adicciones entre la población, especialmente, entre los más jóvenes. “Una muestra de ese esfuerzo se concreta, cada año, en la celebración de esta una Jornada sobre Drogodependencias, dirigida a profesionales, que este año alcanza la décimo séptima edición y estará dedicada al ejercicio físico como herramienta de prevención fundamental”, ha indicado la Concejala.

“Queremos transmitir que hay otras formas de pasarlo bien y disfrutar en la vida. Somos conscientes de la necesidad de motivar a los jóvenes en la práctica de actividades de ocio sano y enriquecedor, como el deporte, que fomenten valores de superación, trabajo en equipo o responsabilidad”, ha señalado Lourdes Bernal.

Por su parte, Sofía Tomás, ha recordado que la Ley Valenciana de Drogodependencias ya recoge la función preventiva del deporte, e Ignacio Calderón ha dicho que es imprescindible ofrecer a los jóvenes un modelo de ocio y tiempo libre alternativo a la diversión y al refugio que buscan en las drogas. “Todo el mundo busca una satisfacción inmediata, pero la recompensa requiere un esfuerzo y eso se descubre con la práctica de ejercicio físico”, ha señalado el Director general de la FAD.

Por su parte, Juan Antonio Corbalán ha reconocido que el deporte es, por lo general, una actividad buena y saludable, sin embargo, “puede acabar siendo algo malo y patológico por determinadas perversiones”. El que fuera base de la selección nacional de baloncesto ha dicho que es bueno que la práctica del deporte -no sólo su contemplación- cale en la sociedad para que ésta sea más libre y menos dependiente de determinadas sustancias como las drogas.

Las jornadas no han querido pasar por alto los aspectos menos modélicos del deporte, como los efectos del dopaje en el organismo o los riesgos de la práctica del deporte profesional. Según un estudio realizado en 2007, por un equipo de investigadores de la Universidad Jaime I en gimnasios de la ciudad de Valencia, el 22% de los jóvenes de 16 a 25 años que acuden a los gimnasios reconocen consumir este tipo de sustancias y otro 20% se plantea hacerlo.

Esta jornada quiere servir para alertar del peligro del uso de preparados adquiridos de forma fraudulenta, a través de internet o de procedencia irregular que, en muchas ocasiones, engañan al usuario ofreciendo productos que se publicitan como exentos de efectos adversos.

Otras encuestas, como la realizada en el año 2006 por la Dirección General de Drogodependencias, apuntan que unos 26.000 varones, de menos de 18 años de edad, consumen este tipo de sustancias en la Comunidad Valenciana y, aunque son muy escasos los estudios publicados sobre el consumo de anabolizantes entre adolescentes, la cifra es superior a la registrada en otros países europeos como Suecia (2.1%) aunque inferior a la observada en Australia (3.2%), Estados Unidos (4%) o Canadá (4.1%).

El consumo de anabolizantes entre jóvenes deportistas aficionados es un fenómeno que, aunque no alcance cifras muy altas -un 3% de los varones valencianos entre 15 y 18 años reconoce haber tomado anabolizantes- preocupa crecientemente a las instituciones dedicadas a la prevención de las drogodependencias por la ausencia de percepción de riesgo entre los consumidores.

El consumo de anabolizantes no sólo genera problemas físicos, sino también problemas psiquiátricos como la depresión o la aparición de síntomas psicóticos. El rasgo más común es la irritabilidad y una excesiva agresividad -presente en el más del 40% de los consumidores- que relacionan el consumo de estas sustancias con un mayor riesgo de suicidio y homicidios.

Algunos estudios han estimado que la prevalencia de trastornos depresivos llega a situarse en un 22%, los psicóticos en el 12%, y que la relación con el consumo de otros tipos de drogas es muy elevada, alcanzando a tres de cada diez consumidores de anabolizantes. Finalmente, la adicción a los anabolizantes caracteriza a una cuarta parte de las personas que utilizan estos fármacos, quienes cumplen fielmente los criterios diagnósticos que establecen la existencia de una dependencia.

El dopaje constituye un reflejo del abuso irreflexivo del consumo de medicamentos propio de la sociedad moderna, donde el consumo de fármacos constituye un bien más de consumo, según se ha expuesto durante esta jornada.

Respecto a los benéficos y riesgos derivados del consumo de sustancias ergogénicas, es decir complementos nutricionales para incrementar la utilización de la energía y el rendimiento, los expertos han señalado que los efectos han sido poco estudiados, principalmente como consecuencia del uso ilegal y por tanto más o menos clandestino de estos productos. Los riesgos del uso inapropiado de estas ayudas incluyen, entre otros, el agotamiento más allá de lo médica y fisiológicamente razonable, la aparición de trastornos psicológicos, e incluso la aparición de lesiones y patología orgánica.