Los nuevos tratamientos de los que dispone el hospital Vall d’Hebron de Barcelona para tratar el síndrome alcohólico fetal  se llaman Lila, Bamba, Laica, Buba, Pipa y Menta. Y ladran. El servicio de psiquiatría del centro ha puesto en marcha un estudio pionero en el mundo para analizar si la terapia asistida con perros mejora la calidad de vida de los niños que sufren estos trastornos, provocados por el consumo excesivo de alcohol durante el embarazo. Este síndrome se manifiesta con daño cognitivo, trastornos conductuales y problemas psicomotrices, entre otros.

Lila y Laica, dos labradores de pelo marrón y blanco, descansan debajo de una mesa repleta de juegos. Al lado, sobre unas sillas de colores, Bamba y Pipa se llevan toda la atención de Alexei, de ocho años, y Denis, de 16, dos hermanos diagnosticados con síndrome alcohólico fetal. Los niños eligen entre unas cucharas de colores y les sirven en la boca una gominola a cada animal, como recompensa por haber cumplido un ejercicio. Están contentos y concentrados, apenas conscientes las personas que los observan.

Los especialistas sostienen que las sesiones de terapia psicológica con perros pueden mejorar algunos síntomas que padecen, como aumentar su concentración o rebajar su impulsividad.

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