Fundación Espada de David

Centro de Tratamiento Ambulatorio

Nota: Sigue la página introductoria de las Normas adoptadas  por la Fundación Espada de David, la cual funciona en Cumaná, capital del estado Sucre, en la zona nororiental de Venezuela. Al darla a publicidad, invitamos a que acerca de su contenido se expresen diversos criterios, distintas observaciones. Todo cuanto con sano propósito se diga, nos será de utilidad.

“¿Para qué las normas?, volvimos a preguntarnos al acometer la revisión de las existentes y la elaboración de un proyecto contentivo de las aplicables en una nueva etapa de la Fundación Espada de David (FED), tras su consideración por los participantes en el tratamiento ambulatorio que ella viene ofreciendo a fármacodependientes y a otros dependientes, sobre todo ludópatas.

La “Espada de David” surgió el 16 de mayo de 2007 como respuesta de la Iglesia Catedral de Cumaná a quienes solicitaban ayuda terapéutica por su dependencia de sustancias psicoactivas. Dada la carencia de personal clínico y la escasez de recursos económicos, sólo se les pudo brindar apoyo psicosocial, mediante terapias individuales, grupales y familiares.

En estos dos años y medio –rica y estimulante primera etapa–  hubo logros significativos, pero también fallas, en mucho causadas por tal falta de recursos y la inexperiencia. Entre otras, hubo deficiencias organizativas, irregularidad en el cumplimiento de las normas, falta de evaluación… 

Se tuvo muy en cuenta tales experiencias en el  proyecto que sometido a  consideración general, seguía apegado a principios espirituales y éticos, a tiempo que sumaba logros probados en tratamientos cognitivo-conductuales, nuevos aportes farmacológicos y  avances en las ciencias médicas y sociales,  en especial en cuanto  al  mejor conocimiento del sistema emocional y de la fisiología cerebral. 

Todo se centra en el  paciente como un ser con sus ideas propias, su propia conducta  y su propio mundo emocional,  que se mueve en un amplio y diverso contexto familiar y comunitario. Dentro de esa visión, el tratamiento debe atender a factores psicológicos, cognitivos, conductuales y espirituales, así como emocionales  a los que en la teoría y en la práctica se les va dando la importancia que, mereciéndola desde siempre, se les mezquinaba.

Las normas y su cumplimiento son clave para que ese ser voluntariamente incorporado a un Centro de Tratamiento Ambulatorio (CTA) que no lo separa de su contexto y lo integra en un grupo que actúa como alto factor de protección, se mantenga en abstinencia, evite  la recaída, reconozca la causa raigal de su dependencia y se trace un proyecto de vida distinta a la que lo llevó a sumirse en ella.

Toda organización  procura normas duraderas. Sin embargo, éstas no pueden ser invariables, pues lo que hoy es útil, mañana puede no serlo.  Las normas, y más en nuestro caso,  tienen fundamentos individuales, sociales, científicos y culturales, y el individuo, la sociedad, la ciencia y la cultura están en constante cambio. 

En consecuencia, el sistema normativo debe evaluarse de modo permanente, y en momentos como el que vive la FED convenía que todos los comprometidos en su éxito leyeran con atención crítica el proyecto e hicieran observaciones y aportes, puesto que lo que nos proponemos  se enmarca en la participación activa de quienes convergen en un mismo esfuerzo para alcanzar unos mismos objetivos.

El proyecto se abordó en el grupo de pacientes y en el de familiares. Lo conocieron los operadores. Se lo redactó hasta siete veces quitando, agregando y corrigiendo, y al final se llevó a un Taller, realizado el 19 de setiembre, en sala cedida por la Cámara de Comercio de Cumaná, donde fue considerado en cuatro mesas de trabajo, cuyos aportes conoció,  discutió y aprobó  una asamblea general. Los toques últimos los dio una comisión en  ella designada y aquí están las nuevas Normas.

Agregamos que sabemos bien,  y nos disponemos a actuar en ese sentido, que debe acentuarse la prevención, en especial la dirigida a niños y adolescentes. Pero disentimos de criterios empeñados en relegar a planos menores el área de tratamiento. 

Quienes se liberan de las dependencias son ejemplos vivos de los efectos de la fe y el tesón, de la fuerza de voluntad y la disciplina libremente aceptada.  Ellos y ellas tienden a devolver a la comunidad lo que la comunidad les ha dado, mediante la transmisión de las experiencias que los llevaron a situaciones límite y de allí a empeñarse en su reeducación,  ajustándose a normas de tratamiento que en sí mismas y por efecto de su honesto cumplimiento constituyen –junto a la  acción de la Alianza, es decir el conjunto  de familiares y amigos, del Grupo, conjunto de los pacientes y del Equipo de operadores –  lo esencial de dicho tratamiento. 

Ese es el para qué de las Normas.

Firmado: MSc. Rodolfo A. Muñoz G., Licenciado en Trabajo Social.
Director General de la Fundación Espada de David

Cumaná, septiembre-octubre de 2009.