Existen corrientes normalizadoras que piden cada día con más urgencia superar tanto prohibicionismo dentro de una política y un compromiso social mas humano y más justo. Pero parece que asistimos también a no poca banalización del consumo de esas sustancias que llamamos drogas, sobre todo entre la población más joven, con unas consecuencias impredecibles a largo plazo. Son razones de más que invitan a retomar la cuestión del cánnabis, pues se trata de una sustancia que se mueve en la cuerda floja entre la prohibición y la tolerancia del consumo.

La cuestión del cánnabis hace tiempo que preocupa en el País Vasco, como se puede ver en la documentación generada desde que se extendió el consumo del cánnabis y otras drogas. Esta preocupación ha llevado a que diferentes profesionales se hayan reunido en varias ocasiones para debatir sobre la cuestión del cánnabis y sus exigencias.

En los días 22 y 23 de abril 2004 se desarrolló el primer encuentro de reflexión y debate sobre las respuestas sociales, jurídicas y legislativas existentes en este momento, organizado en el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati (Guipúzcoa), coordinado por Iñaki Markez y Xabier Arana, patrocinado por la Dirección de Drogodependencias del Gobierno Vasco, el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra y el Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati.

En esos días de intenso trabajo, se presentaron diferentes trabajos sobre los aspectos sociales y los usos del cánnabis a lo largo de la historia, la farmacología de los cannabinoides, la utilización terapéutica del cánnabis y los usos problemáticos del cánnabis. En cuanto a los aspectos jurídicos se planteó el tema de las legislaciones comparadas en Europa, las brechas legales en la prohibición del cánnabis, las actitudes internacionales ante esta droga y sus aplicaciones en la Unión Europea, la aparición de nuevas políticas de intervención en Europa, y las políticas públicas ante el consumo prolongado de cánnabis”.

Se presentaron también trabajos sobre la política en la Comunidad Autónoma Vasca respecto al cánnabis, la situación del cánnabis en Navarra y la estrategia andaluza ante el cánnabis. Por otra parte, asociaciones de consumidores presentaron sus propuestas como el programa de intervención G2005 para la normalización e integración de los usuarios de cannabis en la sociedad vasca o una propuesta de regulación legal en España. También se plantearon los interrogantes que de la prevención ante los usos regularizados del cánnabis y las exigencias de un trabajo educativo comprometido.

Tras las exposiciones y debates, se elaboró un breve informe con las diferentes reflexiones desarrolladas “a modo de conclusiones” con la intención de seguir debatiendo sobre esta cuestión. En este documento se recogen diferentes aspectos como los históricos, los farmacológicos, etc. que no conviene olvidar si se pretende disponer de una visión amplia de una cuestión controvertida como la del cánnabis, a los que aquí se hará referencia breve en espera de su publicación.

El uso y también la prohibición del cánnabis, se indica en este documento, se ha justificado por motivos de salud, concretamente de salud pública, concepto que no sólo tiene que ver con el bienestar de las personas sino con la salud del estado, con su seguridad y la del pueblo. Sin embargo, desde hace tiempo, se viene cuestionando la política sobre drogas por especialistas en leyes, sociólogos, juristas, pedagogos, farmacólogos y sanitarios, con propuestas de alternativas a la actual política criminal sobre drogas e iniciativas constructivas para la normalización de los derivados del cánnabis.

En cuanto a los aspectos farmacológicos, a medida que va creciendo nuestro conocimiento sobre el sistema cannabinoide, mayor es el potencial terapéutico definible científicamente de los cannabinoides –naturales o sintéticos- usados de forma exclusiva o en combinación con otros fármacos.

Existe preocupación, por otra parte, ante las posiciones maniqueas que inducen a ser situados como legalizacionistas o como prohibicionistas. Se entiende, dentro de la diversidad de opiniones y orientaciones ideológicas, que, como en otros sectores de la sociedad, resulta necesario analizar desde una perspectiva científica y difundir los datos clínicos existentes que permitan obtener evidencias sobre los posibles beneficios de la utilización terapéutica del cánnabis o sus derivados, sin dejar el debate sobre el uso lúdico de esta droga.

Preocupan, al mismo tiempo, los usos problemáticos del cánnabis, pues los comportamientos compulsivos, repetidos, pueden adquirir formas autodestructoras, tema que exige más investigación. El consumo habitual del cánnabis, con frecuencia mezclado con tabaco, puede provocar una patología respiratoria. Existe riesgo en estructuras de personalidad frágiles y en edades tempranas como la adolescencia, que deriven a consumos de drogas. En la literatura se relatan patologías duales, asociación de trastornos de personalidad por consumos crónicos de esta sustancia sobre todo en algunos sectores jóvenes más vulnerables.

Es evidente que el consumo de cánnabis está aumentando en Europa en los últimos años. Como respuesta, mientras unos gobiernos parecen vacilar entre medidas represoras y alternativas a la prisión, otros han optado por la reducción de riesgos asociados con el uso de drogas y admiten que dicho uso es inevitable en las actuales sociedades.

En interesante resaltar en esta breve reseña del encuentro, las brechas legales contempladas en este encuentro, dada su importancia para justificar la necesidad de un debate más abierto y comprometido con los derechos de las personas como:

– los delitos de cánnabis son delitos sin víctima, donde se persigue más una intención que una acción dañina, pues las explicaciones médicas, científicas, económicas, sociales o morales son insuficientes para atender la prohibición,

– frente a los nuevos espacios de tolerancia, el ideario de las grandes instituciones encuentra apoyo en algunos investigadores cuya función es aportar coartadas para el mantenimiento o endurecimiento de la situación actual,

– es probable que la evolución futura no pase por grandes cambios liberalizadores ni por espectaculares reformas legales. Tanto puede ser que se amplíen como que se disminuyan los espacios de tolerancia,

– solo manteniendo los prejuicios, el miedo y la desinformación, se mantienen los fundamentos ideológicos de la prohibición. Hay posiciones intermedias, de reformas parciales, que sí son factibles,

– la política de reducción de daños se está construyendo sobre pies de barro, lo que pone de manifiesto que la solución definitiva pasa por la adopción de otro modelo en materia de drogas, no centrado en la represión penal, que ponga el énfasis en la prevención de la demanda y en la asistencia de usuarios afectados y que impulse las bases para un consumo responsable.

Aumenta cada día la oposición a la represión prohibicionista a través del asociacionismo, incluso con plantaciones colectivas y sobre todo por medio de campañas a favor del cánnabis: campañas por el derecho al autocultivo, desobediencia activa con iniciativas en los límites de la legalidad, organización de grupos de usuarios.

El traslado de competencias del nivel internacional al ámbito local es la llave para obtener un espacio orientado a nuevas políticas de intervención que deberán considerar cuatro elementos comunes: eficacia, derechos humanos, sostenibilidad y pragmatismo. El gran beneficio de una política de drogas basada en la regulación es que se puede levantar el precio a los productores como también bajar el precio a los consumidores, de forma que existirían ingresos significativos para que, en lugar de cárceles y agentes biológicos contra las plantas, se financien actividades de prevención dirigidas sobre todo a las edades de mayor vulnerabilidad.

Existen huecos en la ley y en su aplicación que hay que corregir desde los sectores sociales, políticos y profesionales, los jurídicos legislativos incluidos. El movimiento social también ha de posicionarse a favor de la prevención exigiendo que la educación para la salud no dependa de la voluntariedad de los educadores.

Hoy no es posible la legalización de modo global, pues el gran problema es confiar en gobiernos que están condicionados por presiones internacionales. Pero sí es posible que un grupo de países, con gobiernos más tolerantes y progresistas, puedan abrir en la ONU ciertos espacios de tolerancia y libertad, incluso normalizando un nuevo discurso.

Los convenios internacionales con un discurso asentado en el prohibicionismo, no sólo es utilizado por los diferentes gobiernos sino que también ha calado en nuestros comportamientos. Existe algo parecido a un prohibicionismo personal inconsciente, sin darse uno cuenta de la propia participación en las políticas y medidas represivas. Muchas personas no saben que existe una alternativa intelectual al prohibicionismo.

Se entiende, en este sentido, que resulta básico cuidar el lenguaje para el nuevo discurso normalizador. Las medidas coercitivas, con personas más autónomas y formas, han resultado ineficaces para limitar la expansión del consumo de drogas. Sin embargo los expedientes, las sanciones administrativas por consumo o tenencia y las detenciones se multiplican afectando a muchos miles de personas.

El poder mediático de los discursos prohibicionistas, por otra parte, es enorme, tanto en el ámbito local como regional. Los partidos políticos raramente se posicionan y las propuestas en los parlamentos quedan en meras declaraciones formales. Mientras tanto, profesionales de la salud o del derecho, educadores y muchos jóvenes con un gran desconocimiento, no saben cómo actuar.

«Demasiada regulación jurídica», según declaraciones a la prensa de los organizadores, «para una sustancia a la que se ha impuesto una prohibición que dificulta la efectiva regulación, tal y como pudiera realizarse con otros productos farmacéuticos, dietéticos, industriales o cosméticos», y por ello consideran que «se dificulta su uso en campos donde su eficacia ya es conocida tiempo atrás». A pesar de las «trabas jurídicas y administrativas, son factibles algunas iniciativas incluso con la actual legislación».

Los debates han continuado en el grupo de trabajo, con reuniones posteriores, una en Octubre de 2004 y otra en el mes de Enero de este año 2005 para afinar las conclusiones definitivas, debate que se pretende esté abierto a todos los interesados, dada la importancia social de la normalización de la cuestión del cánnabis. En esta última reunión participaron representantes de la Asociación de Cáncer de Mama de Vizcaya y presentaron sus demandas en relación con el cánnabis.

Fruto de estos debates es el manifiesto que en breve se presentará a los medios de comunicación. Con este documento se pretende contribuir a la reflexión dentro de la sociedad, pues se entiende que el debate social e institucional es hoy imprescindible. Sólo desde el conocimiento de la realidad compleja de la cuestión del cánnabis, se puede desarrollar iniciativas adecuadas para regular la actual situación en beneficio de todos los miembros de la sociedad.

Firmado: Amando Vega Fuente

Profesor de la Universidad del País Vasco