Construir un modelo representa un trabajo sin fin: aún una vez que se ha implantado y evaluado, cada nueva aplicación supone un trabajo de adecuación, según el contexto específico en que se implante, los patrones de comportamiento que surgen continuamente, las experiencias de trabajo de los miembros del equipo, lo que el segmento de población que se convoca percibe como sus necesidades y expectativas…

Entonces, ¿para qué comprometerse en la construcción de un modelo? Para nosotros, en la organización CRECE (1), la elaboración, operación y evaluación de nuestro modelo Creciendo juntos ha posibilitado trasplantar nuestra visión de lo que el consumo de drogas y otros comportamientos adictivos significan para nuestra sociedad (2). Y cuando hablo de sociedad no sólo me refiero a lo que tenemos en común con el resto del mundo, por compartir una misma época; sino también lo que específicamente diferencia a América Latina en general y a México en particular: las formas de pasarla bien, de estar juntos, de disfrutar en las fiestas; y también de ser solidarios, de buscar el bienestar de nuestra comunidad, de sentirnos bien con lo que hacemos y vivimos. Y de consumir sustancias adictivas.

Por eso nos encontramos ante un doble reto: por una parte, de estar al tanto y aplicar la evidencia científica que han arrojado las evaluaciones de impacto de intervenciones extranjeras; y por el otro, construir evidencia que respalde nuestras intervenciones en México.

Dentro de estas consideraciones, definimos las siguientes características para nuestro modelo:

  • Marco conceptual conocido por todos los operadores, que fundamenta las acciones y tiene coherencia con las normas de la comunidad, tomando como base la teoría sociológica que analiza el devenir y rasgos de nuestra sociedad, así como la Promoción de la salud, propuesta por la OPS/OMS. Ello se enriqueció con el análisis de la información documental de evidencia científica sobre programas e intervenciones con resultados positivos, en evaluaciones de impacto; así como sobre los estándares mínimos señalados por instancias con reconocimiento internacional.
  • Integración de acciones de prevención universal con las de prevención selectiva e indicada, de manera de que, desde un mismo enfoque y con coherencia y coordinación, se cubra a toda la población, sin descuidar a quienes se encuentran en una situación de mayor riesgo; y a quienes ya han desarrollado un problema y requieran un primer nivel de atención: detección, contención y derivación.
  • Conocimiento de la población: a través de un Diagnóstico situacional que recaba datos acerca de las problemáticas más frecuentes, recursos humanos y materiales, características, necesidades, expectativas e intereses, mediante entrevistas, grupos de discusión y focales y encuestas; además del análisis de la información epidemiológica con la que se cuente.
  • Integración de diversos sectores de la comunidad, dado que se ha demostrado que cuantos más elementos de la misma población participen en las acciones, los resultados se elevan, al apoyar los logros en un segmento con los de los demás. Por lo mismo, se convoca a todos los grupos de edad y de ocupación de la población con la que se trabaje.
  • Estructura sistematizada, que permite que cada actividad se inserte en un proceso dentro del cual adquiere sentido y que eleva el impacto, al sumarse a todo lo desarrollado. CRECE ha elaborado Manuales de operación, con los procedimientos a llevar a cabo para replicar cada intervención, desde el diagnóstico a la integración de compendios con actividades propuestas específicamente para la población de que se trate.
  • Enfoque proactivo, que da prioridad al ejercicio de competencias y a la interrelación social, más que a la memorización de conocimientos y a la actividad individual.
  • Fortalecimiento de la autorreflexión y discusión grupal, con el fin de que los participantes encuentren el sentido de lo que se les invita a emprender y se acostumbren a negociar y expresar sus opiniones e intereses, a la par que se facilite la integración de cada actividad dentro del mismo proceso.
  • Participación de la población, que asume la gestión de las acciones y genera competencias de organización, planeación y evaluación, asumiendo responsabilidades y definiendo sus opiniones. Se promueve que las acciones a desarrollar respondan a los intereses y expectativas de los mismos participantes, reconociendo y haciendo uso de sus capacidades creativas y de su conocimiento del contexto.
  • Permanencia, evidenciándose que para obtener resultados satisfactorios, las intervenciones deben desarrollarse en al menos 10 a 15 sesiones con la misma población, a las que se suman sesiones adicionales de mantenimiento.
  • Capacitación y apoyo suficiente a operadores: Se ha demostrado que los resultados obtenidos en los proyectos piloto, llevados a cabo por los generadores del modelo o por personal altamente calificado, no se mantienen cuando son replicados por operadores que no se han apropiado de lo que tienen que desarrollar. Es por eso que CRECE ofrece una capacitación específica a los facilitadores, quienes se ejercitan en los procedimientos y a los que se les entregan guías y materiales de apoyo, proporcionando un tiempo de acompañamiento y seguimiento.
  • Sustentabilidad, de manera de que el programa se continúe, una vez que el apoyo externo se retire, tendiendo a que la intervención desarrollada se constituya en un programa permanente. CRECE pretende la óptima utilización de los recursos con los que ya se cuenta e integra actividades y proyectos que se llevan a cabo, fortaleciendo la coordinación y sistematización de acciones coherentes, dentro del marco de las necesidades y características de la población.
  • Apoyo en redes y vinculaciones ya existentes y generación de nuevas: ya que la población con la que se trabaja forma parte de una comunidad y una sociedad con la que se mantienen contactos permanentes y que se requiere que apoyen las acciones desarrolladas. CRECE analiza los servicios e instalaciones de la comunidad, colaborando en la formación de un Inventario de recursos de apoyo, a los que se pueda recurrir para responder a intereses específicos; o para derivar problemas de salud o trastornos psíquicos que requieran atención, propiciando la formación de redes.
  • Evaluable, de manera que se demuestre la obtención de los objetivos y que existan procedimientos claros para monitorear las acciones, evaluando el proceso; así como indicadores que permitan evidenciar si se alcanzaron los resultados previstos.

Parece una lista de lo que se tiene que hacer, de acuerdo con los estándares internacionales. Pero puedo dar testimonio de que se trata de lo que realmente aplicamos… con mucho trabajo y compromiso. ¿Cómo demostrarlo y medir los resultados? En cada intervención se realiza el diagnóstico situacional, incluyendo la detección de necesidades y expectativas, que fundamenta la aplicación y sirve de línea de base para medir los logros, a través de cortes lo más extendidos en el tiempo que sea posible, de acuerdo con la tenacidad de la población con la que se trabaja y del apoyo de los promotores o financiadores.

Como ejemplo, contamos con el desarrollo de Madrid Tutor, del Colegio Madrid, el que se desarrolla permanentemente desde hace 4 años. Después del esfuerzo inicial conjunto, ha requerido de la dedicación constante por parte de directivos y docentes, que se ha ido contagiando al alumnado. Ya fuera de la operación, CRECE se encargó de realizar las evaluaciones de proceso, resultado e impacto en Secundaria y Bachillerato, de las que se extrajeron evidencias de resultados significativos, a través de la comparación con la línea de base inicial y con poblaciones control. Se tiene proyectado continuar con las evaluaciones en Preescolar y Primaria, en los meses próximos. Este es todo un logro, dadas las escasas evaluaciones que arrojen en evidencia, no sólo en México sino en toda la región de América Latina.

¿Qué ha implicado tantos años de trabajo para nuestra organización? Luchar permanentemente para conseguir apoyos, evitando en los últimos años dar respuesta a convocatorias en las que los recursos y los tiempos de ejecución planteados no brindan las condiciones que requerimos para un trabajo serio, que no sólo represente un acercamiento a una población a la que no se llega a beneficiar, ni la mera repetición mecánica de la receta que nos dio buenos resultados en otra ocasión. En momentos en que nadie cuenta con suficientes recursos, en que los fondos se reparten entre cada vez más agrupaciones, en que parece no valer la pena el largo plazo, ante el inminente fin del periodo presidencial, resulta difícil hablar de modelos con permanencia.

Para muchas escuelas, sigue siendo suficiente decir que trabajan en prevención porque invitaron a expertos a dar una conferencia en el salón de actos atiborrado de estudiantes, felices por haber perdido clase. O realizar un par de acciones, sin conexión entre ellas, limitando la evaluación a observar la modificación en el nivel de conocimientos; o a registrar la opinión de los asistentes sobre lo que realizaron. La catarsis, el llanto y los abrazos entre los participantes parecen ser suficientes para considerar que una charla resultó todo un éxito.

Mientras, se sigue diciendo que hacer evaluación es difícil y costoso, a pesar de que cuesta más el desarrollo de ese tipo de acciones esporádicas y muchas veces no bien fundamentadas, que no alcanzan a cumplir con lo mínimo exigible para alcanzar resultados. Y el consumo de drogas, así como el desarrollo de otros comportamientos adictivos continúa incrementándose en nuestro país.

De ahí nuestro compromiso con la ejecución de programas que tengan sustento, que puedan demostrar resultados.

Como conclusión, seguiremos en la lucha ¿utópica? por un mundo en que los comportamientos de riesgo se encaminen predominantemente a colaborar con los más vulnerables para luchar por sus derechos a una vida más satisfactoria y plena. Y en muchos escenarios, ese es todo un riesgo.


Referencias

  1. Centro de Respuestas Educativas y Comunitarias, A.C. CRECE, www.creceac.com
  2. El marco teórico se desarrolla en Carmen Millé (2017) Dependencias, raíces ante la incertidumbre. Editorial Académica Española. Puede bajarse de los textos de la autora en www.academia.edu