Un donativo anónimo permitió comenzar el proceso en un hospital de Barcelona cuando Jordi P., con adicción severa y problemas respiratorios, ya había fallecido tras más de dos años luchando para que le autorizasen el uso compasivo de la diamorfina.
"Ni la metadona ni los programas de suministro seguro son una solución universal, pero nuestros hallazgos demuestran que ambos son eficaces para reducir las sobredosis y mejorar la salud"
Es la primera vez que la Agencia Española de los Medicamentos autoriza la administración de diamorfina a un paciente con severa adicción que no reside en Granada