Con dos intoxicaciones al mes por consumo de golosinas con cannabis en Barcelona, el Ayuntamiento lleva tiempo preocupado e inspeccionando tiendas que venden productos para el consumo y plantación de cannabis (las llamadas growshops). Solo en las últimas 10 inspecciones, los servicios municipales se llevaron para analizar 3.600 de estos productos, que se venden en forma de caramelos, artículos alimentarios que no pueden contener sustancias cannabinoides y eran alegales, ha explicado este viernes la concejal de Salud, Marta Villanueva. Ahora, la reciente orden del Ministerio de Sanidad que incluye nuevas sustancias, como estas chuches, entre las que se consideran estupefacientes, y por lo tanto ilegales y prohibidas, ha consultado a la Fiscalía la fórmula para denunciar su venta como delito contra la salud pública, un delito incluido en el Código Penal.

La actuación del consistorio en el último año ha sido de denunciar la venta por la vía administrativa tras inspecciones que se centran en el distrito de Ciutat Vella, el más presionado por el turismo, donde se han retirado gominolas por la presencia de derivados del cannabis en su etiqueta o etiquetadas de forma incorrecta. Estos productos son cada vez más potentes y peligrosos y se venden en unos comercios que han proliferado bajo el epígrafe de floristerías y los que también quiere poner coto el consistorio.

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