Las derivadas de la crisis del COVID-19 están incrementando los precios de muchas sustancias

En las últimas semanas hemos visto como se iba acercando la epidemia del COVID-19 y con ella un aluvión de cambios ha inundado los países afectados.

En lo que respecta las drogas, ya hace semanas que se especula sobre cómo esta epidemia cambiará la disponibilidad de sustancias y su composición.

Hace casi una semana se publicó una noticia sobre cómo el coronavirus estaba afectando los cárteles de México. El artículo sostiene que el coronavirus había suspendido la cadena de suministros del fentanilo, ya que los suministradores de los cárteles en China no podían proveer los precursores.

Esto también estaría afectando a la producción de metanfetamina que México exporta, principalmente a Estados Unidos. Dada la escasez de disponibilidad de precursores se ha detectado un incremento en el precio. De todas formas, se sospecha que con las políticas de distancia social y confinamiento también se va a dar una reducción de la demanda.

La disponibilidad de precursores no es el único factor que condiciona la adquisición de sustancias. El confinamiento ha afectado profundamente la movilidad en todos los sentidos hecho que facilita que los cuerpos policiales identifiquen a quien intenta vender droga en la calle.

Por eso, la compra venda de drogas está generando creativas estrategias, quedar en el supermercado o paseando al perro, incluso utilizar el servicio de un rider de Glovo de mensajero aparecen cómo fórmulas para sortear la vigilancia policial.

Así, ante las dificultades de acceder a sustancias, el precio de la marihuana y el hachís ha llegado ya a triplicar el precio. Si antes de la epidemia “el gramo rondaba los cinco o seis euros, ahora supera los 10 euros con facilidad e incluso llega a 15”.

Veremos cómo oferta y demanda siguen cambiando ante las medidas tomadas para hacer frente a la crisis de salud púlica que estamos viviendo.