La criminalización de quienes consumen sustancias suele agravar los problemas sociales y de salud relacionados, sin abordar de manera efectiva las causas del consumo o sus consecuencias. Ante esta realidad, cada vez más jurisdicciones en todo el mundo están adoptando modelos de despenalización, que buscan eliminar las sanciones penales para quienes poseen sustancias destinadas a uso personal. En algunos casos, estas políticas también incluyen el cultivo de cannabis para autoconsumo y el intercambio no comercial de sustancias, conocido como «intercambio social».
La despenalización consiste en reemplazar las sanciones penales por medidas alternativas, que pueden incluir sanciones civiles o, en algunos casos, la ausencia total de castigos. Este enfoque busca garantizar que el consumo sea tratado como un asunto de salud pública y no como un delito. Sin embargo, los términos exactos y las implicaciones legales varían entre países, destacando la importancia de adaptar las políticas al contexto local.
En cuanto a los avances en este enfoque, más de 30 países han implementado algún tipo de despenalización, aunque con grados de eficacia y enfoques muy diversos. Ejemplos como Portugal y la República Checa demuestran que un modelo centrado en la salud pública puede reducir significativamente las muertes relacionadas con las sustancias y los costos sociales. En 2017, ambos países registraron tasas de mortalidad por sobredosis muy por debajo del promedio de la Unión Europea, situándose en 4 y 5 muertes por millón de habitantes, respectivamente, frente al promedio de 22.
Sin embargo, no todos los casos son exitosos. Países como México y Rusia, incluidos en estudios internacionales sobre despenalización, muestran cómo la falta de implementación efectiva y servicios de apoyo pueden limitar el impacto positivo de estas políticas. Según expertas, el modelo ideal no solo elimina las sanciones, sino que asegura el acceso a servicios de salud, programas de reducción de daños y asistencia social basados en evidencias científicas y el respeto de los derechos humanos.
Un mapa para entender la despenalización
En colaboración con organizaciones internacionales como Release, el Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas y Accountability International, Talking Drugs ha desarrollado un mapa interactivo que detalla las legislaciones y su implementación en distintos países. Este recurso, disponible en su sitio web, proporciona una visión general de los modelos de despenalización, su impacto y las lecciones aprendidas. El propósito del mapa es estrictamente informativo, no promocional.
Según Talking Drugs el enfoque represivo tradicional no ha logrado reducir el tamaño del mercado de drogas ilícitas. Por el contrario, ha contribuido al encarcelamiento masivo: una de cada cinco personas en prisión cumple condenas por delitos relacionados con las drogas, y más del 20% de estos casos son por posesión para consumo personal. Este enfoque no solo ha sido ineficaz, sino que ha agravado los problemas sociales y de salud asociados al consumo.
Al priorizar la despenalización y los enfoques de salud pública, los gobiernos tienen la oportunidad de reducir costos, mejorar la atención a las personas que consumen y disminuir la carga sobre los sistemas de justicia. Aunque los desafíos son significativos, se puede ver como los avances en países que han adoptado modelos efectivos demuestran que un cambio de paradigma es posible y beneficioso.