Sin embargo, en uno de ellos se ha hallado cierta tendencia no significativa hacia peores resultados en algunos pacientes con el VIH, por lo que será necesario realizar estudios de mayor tamaño para confirmar o descartar dicha tendencia

Dos estudios, llevados a cabo, respectivamente, en EE UU y Alemania han concluido que la infección por el VIH no aumentaría la probabilidad de una peor evolución de la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019). Sin embargo, el estudio estadounidense sí ha hallado cierta tendencia –sin significación estadística– a que el VIH pudiese actuar como factor de riesgo de una peor evolución en algunos pacientes, por lo que sus investigadores hacen un llamamiento a la realización de estudios de mayor tamaño que permitan esclarecer si dichas tendencias observadas tienen un fundamento o se deben únicamente a la casualidad. Cabe destacar que las evidencias disponibles hasta la fecha van en la línea de los hallazgos significativos de estos dos estudios, es decir, que el VIH no condicionaría la evolución de la COVID-19.

El primero de los estudios, realizado en Nueva York (EE UU), pretendió llenar un vacío que los estudios publicados hasta la fecha no habían logrado: comparar un grupo de personas sin el VIH con un grupo de participantes con el VIH. Aun así, por la coyuntura del momento no pudieron decantarse por una mejor aproximación que un estudio caso-control (que, por definición, son de peor calidad científica que los estudios de cohortes o los ensayos clínicos). Los participantes fueron incluidos tras su ingreso en cuatro hospitales neoyorquinos entre el 2 de marzo y el 23 de abril.

Cada persona con el VIH fue comparada con dos sin el VIH, que fueron seleccionadas para que tuvieran características similares en relación con los siguientes factores: fecha de ingreso, edad, índice de masa corporal, sexo, historial de tabaquismo, historial de diversas afecciones (enfermedad renal, hipertensión, asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e insuficiencia cardíaca). Finalmente un total de 21 personas con el VIH y 42 sin el VIH participaron en el estudio.

Tras el emparejado de casos y controles no se observaron diferencias significativas entre los dos grupos comparados ni en términos de edad (promedios de 60 y 61,5 años en personas con o sin el VIH, respectivamente), sexo (90,5% de hombres en ambos grupos), etnia o historial médico. Sí que se observaron diferencias en el tabaquismo activo (9,5% y 14,5% de las personas con o sin el VIH, respectivamente, eran fumadoras activas).

Entre las personas con el VIH de las cuales se disponía de datos sobre el recuento de CD4, la mediana era de 298 células/mm3. El 88% de las personas con el VIH tenían carga viral indetectable y el 100% se encontraban en tratamiento antirretroviral al ingresar en el hospital.

Respecto a los controles, las personas con el VIH presentaron un recuento de linfocitos totales y unos niveles de proteína C reactiva (CRP, en sus siglas en inglés, un marcador de inflamación) significativamente más elevados (p= 0,043 y p= 0,020; respectivamente). Los dos grupos presentaron niveles similares de leucocitos, hemoglobina, neutrófilos, ferritina, dímero D, troponina, creatina fosfoquinasa, procalcitonina o creatinina.

El porcentaje de personas con el VIH con un resultado anómalo en la radiografía de tórax en el momento del ingreso fue claramente más elevado (90,5% y 64,3% de personas con el VIH y controles, respectivamente).

Las personas con el VIH presentaron una mayor tendencia (sin llegar a alcanzar valores significativos) a precisar del ingreso en la unidad de cuidados intensivos, a necesitar ventilación mecánica (23,8% y 11,9%; respectivamente) o a fallecer o ser derivado a cuidados paliativos (28,6% y 23,8%; respectivamente).

También se observó una mayor tendencia no significativa entre personas con el VIH a presentar picos más altos de lactato deshidrogenasa, ferritina, procalcitonina, dímero D y CRP. Este último punto es importante porque tener un pico de CRP más alto se relacionó con un mayor riesgo de fallecer. El recuento de CD4 no se relacionó significativamente con la mortalidad.

Tres personas con el VIH y una sin el VIH presentaron (además de la COVID-19) neumonía bacteriana. Las cuatro finalmente fallecieron.

El segundo de los estudios, llevado a cabo en Alemania, analizó los resultados de una serie de 33 casos de COVID-19 entre personas con el VIH. Los casos fueron analizados de forma retrospectiva e incluyeron diversos parámetros tales como edad, sexo, síntomas, resultados clínicos relacionados con la COVID-19 y parámetros clínicos relacionados con el VIH.

Tres de los 32 participantes de los que se contaba con todos los datos requeridos fallecieron (lo que supuso una mortalidad del 9%). El 91% restante se recuperaron y el 76% del total de los participantes fueron finalmente clasificados como de sintomatología leveTodos los participantes se encontraban en tratamiento antirretroviral.

Los resultados de los dos estudios apuntan a que la infección por el VIH no aumenta la probabilidad de mayor mortalidad o morbilidad por la COVID-19 en personas con el VIH.

No obstante, el estudio estadounidense apunta una serie de tendencias no significativas que deberán ser verificadas en estudios de mayor tamaño capaces de esclarecer si lo que en este estudio se apunta como tendencia se convierte en un hallazgo estadísticamente significativo. Cabe destacar que las personas con el VIH del estudio estadounidense tenían una mediana del recuento de CD4 algo baja en el momento del ingreso, por lo que los resultados del estudio serían probablemente poco extrapolables a los de otros países –como los de la Europa occidental– donde las personas con el VIH suelen tener mayores niveles de CD4 y, por tanto, su grado de inmunosupresión es menor.