Esta diferencia podría deberse a la manera de afrontar la angustia psicológica que entraña para algunas personas vivir con el VIH

En todo el mundo, el trastorno por consumo de alcohol (TCA) sería mucho más frecuente entre las personas con el VIH en comparación con la población general. Este es el principal hallazgo de un estudio realizado por un equipo de investigadores de Etiopía publicado en la revista Substance Abuse, Treatment, Prevention and Policy.

El TCA, también conocido como alcoholismo o consumo problemático de alcohol, causa especial preocupación en las personas con el VIH. Estudios anteriores realizados a este respecto han señalado que el consumo excesivo de alcohol se asocia a una peor adherencia al tratamiento antirretroviral y es perjudicial para la actividad inmunitaria. El TCA también puede exacerbar el impacto negativo del VIH en la función cognitiva y la calidad de vida en general.

En cuanto a las personas con el VIH coinfectadas por el virus de la hepatitis C (VHC), los expertos desaconsejan cualquier consumo de alcohol, especialmente si una persona tiene daño hepático avanzado, ya que beber puede exacerbar dicho daño.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Hawassa en Etiopía (África oriental) realizó una revisión sistemática y un metaanálisis sobre la prevalencia de TCA entre las personas con el VIH en todo el mundo. Se analizaron 25 estudios efectuados tanto en países de ingresos medios o bajos como en países de ingresos altos y se incluyeron datos sobre 25.154 participantes de esos estudios en el análisis final.

Publicadas entre 2006 y 2019, las investigaciones incluyeron a poblaciones participantes que variaron en tamaño desde 108 personas en un estudio en Brasil hasta 8.567 participantes en un estudio de EE UU. Cinco de los estudios eran de EE UU, tres de Brasil, uno de Rusia, uno de India, uno de Nepal y 11 de países africanos.

Para definir a alguien con TCA, veintitrés de los estudios utilizaron la prueba de identificación de trastornos por consumo de alcohol (AUDIT, en sus siglas en inglés), mientras que los otros dos se basaron en la entrevista diagnóstica internacional compuesta (CIDI, en sus siglas en inglés).

Los autores del estudio estimaron que la prevalencia general de TCA entre las personas con el VIH era del 30%, concretamente del 27% entre los hombres y del 14% entre las mujeres. Dicho esto, estos porcentajes variaron según los estudios analizados. En comparación, estudios previos estimaron que la prevalencia de TCA en la población general de EE UU, Europa y Australia es del 14%, 11% y 12%, respectivamente.

El nuevo estudio señala que la prevalencia de TCA en la población con el VIH fue del 42% en los países desarrollados y del 25% en los países en vías de desarrollo. La diferencia entre estos dos porcentajes fue estadísticamente significativa. Estos hallazgos concuerdan con los de un estudio previo sobre el abuso de alcohol entre personas con el VIH que encontró una prevalencia de TCA del 29% en los países desarrollados y del 16% en los países en vías de desarrollo.

El distinto nivel socioeconómico de los países; las diferencias culturales; la accesibilidad y disponibilidad de bebidas alcohólicas; la diversidad de estudios incluidos en el análisis y su capacidad variable para detectar el TCA serían factores que podrían contribuir a la diferencia en la prevalencia de consumo de alcohol entre personas con el VIH observada, señalan los investigadores.

En el grupo de estudios que utilizó la prueba AUDIT para definir el trastorno por consumo de alcohol, la prevalencia de TCA entre las personas con el VIH fue del 32%, en comparación con una cifra mucho menor (14%) en los estudios que dependían de la entrevista CIDI. Es probable que esta diferencia se deba al hecho que la prueba AUDIT está destinada a detectar TCA entre aquellas personas que no necesariamente muestran síntomas de consumo problemático de alcohol, mientras que la entrevista CIDI está destinada a personas que tienen síntomas de TCA, reduciendo así el grupo.

Debido a la definición más estrecha de CIDI del trastorno por consumo de alcohol, los autores del estudio señalaron que el cuestionario AUDIT puede sobreestimar la prevalencia del TCA en la población con el VIH.

Al observar solamente los 19 estudios que los investigadores consideraron que proporcionaban pruebas de alta calidad, encontraron que la prevalencia de TCA era del 29%, en comparación con el 33% en los seis estudios de calidad moderada o baja. La diferencia entre estos porcentajes, sin embargo, no fue estadísticamente significativa.

La gran diferencia general en la prevalencia de TCA entre personas con y sin el VIH probablemente, a juicio de los autores del estudio, se deba a que las personas con el VIH pueden usar el alcohol para hacer frente a la angustia psicológica de vivir con la infección.

Los investigadores recomiendan el cribado y manejo adecuado del TCA entre personas con el VIH. Se deberán realizar más estudios con un tamaño de muestra representativo en todo el mundo para fortalecer la investigación sobre este trastorno. Por otra parte, parece oportuno que se lleven a cabo más estudios centrados en la magnitud del TCA en personas con el VIH en diferentes países, así como en las diferencias de género con relación a dicho trastorno.

Concluyen los autores señalando que en aquellas personas con el VIH que están considerando recibir un tratamiento para el trastorno por consumo de alcohol hay opciones más allá de los programas tradicionales. Las inyecciones mensuales de naltrexona de liberación prolongada, un tratamiento también utilizado para el trastorno por consumo de opioides, ayudaron a los participantes con el VIH en un ensayo reciente a reducir su consumo de alcohol.

Referencia: Duko, B., Ayalew, M. & Ayano, G. The prevalence of alcohol use disorders among people living with HIV/AIDS: a systematic review and meta-analysis. Subst Abuse Treat Prev Policy 14, 52 (2019). https://doi.org/10.1186/s13011-019-0240-3