420: Un grito global por la legalización del cannabis
El 20 de abril, conocido mundialmente como “420”, se ha convertido en una fecha emblemática para millones de personas en el mundo que celebran, reivindican o reflexionan sobre el uso del cannabis. Lo que comenzó como una broma privada entre adolescentes en la California de los años setenta ha evolucionado hasta convertirse en una jornada global de protesta, celebración cultural y llamado a la legalización. En 2025, el 420 ha tomado nuevas dimensiones, con eventos en múltiples países que reflejan tanto avances como pendientes en la regulación del cannabis.
El origen más aceptado del término “420” se remonta a 1971, cuando un grupo de estudiantes de la San Rafael High School, en California, apodados “The Waldos”, se reunía a las 4:20 de la tarde para fumar marihuana después de clase. El número se convirtió en una especie de código secreto entre ellos, y más adelante se expandió a círculos más amplios, en parte gracias a su conexión con miembros del equipo de la banda Grateful Dead, lo que facilitó su difusión en la cultura contracultural del momento.
Sin embargo, no es la única teoría sobre el origen del 420. A lo largo del tiempo han circulado varias versiones alternativas: que era el código de la policía californiana para referirse a personas fumando cannabis, lo cual es incorrecto; que se refiere al número de compuestos químicos activos en la planta, una cifra cercana pero imprecisa; o incluso que guarda relación con rituales del té en el Reino Unido. También se ha vinculado erróneamente con figuras como Bob Marley, cuyo cumpleaños real es el 6 de febrero. A pesar de estas confusiones, lo cierto es que el número se ha consolidado como un símbolo cultural con un fuerte poder comunicativo.
Actualmente, el 420 se conmemora en diferentes países del mundo, en contextos legales y sociales muy diversos. En Estados Unidos, el país donde nació la tradición, el 20 de abril es celebrado con festivales masivos como el Mile High 420 Festival en Denver, o eventos culturales y comerciales en ciudades como Los Ángeles y San Francisco. En estos espacios, el consumo es legal, y la fecha sirve tanto para celebrar los logros de la legalización como para continuar exigiendo justicia social y reparación por las políticas antidrogas del pasado.
En Canadá, donde el cannabis fue legalizado en todo el país en 2018, el 420 se ha integrado en la vida pública como una jornada de actividades abiertas, ferias informativas y celebraciones familiares en ciudades como Toronto y Vancouver. En este caso, la fecha funciona como una afirmación cultural de derechos ya conquistados.
Australia también ha sido escenario de conmemoraciones en 2025. En Melbourne, más de un centenar de personas se reunieron en los Flagstaff Gardens para un picnic pacífico. El evento coincidió con un momento político clave, ya que los partidos minoritarios que respaldan la legalización del cannabis podrían jugar un papel decisivo en las elecciones nacionales. La escena australiana refleja el carácter híbrido del 420: entre la celebración y la presión política.
En América Latina, el 420 ha ganado terreno como una fecha de activismo social. En Argentina, debido a que este año el 20 de abril cayó en Semana Santa, las principales actividades se han trasladado al 3 de mayo en el marco de la Marcha Mundial de la Marihuana. Las demandas principales giraron en torno a la reforma de la Ley de Drogas, la despenalización del autocultivo y el acceso igualitario al cannabis medicinal. En Colombia, el 420 se vive con fuerza desde hace varios años. Aunque el país permite el uso medicinal del cannabis y ha despenalizado el porte para consumo personal en cantidades limitadas, el uso recreativo aún no está regulado. Colectivos y activistas aprovecharon la fecha para marchar en ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, exigiendo una legislación integral que respete los derechos de las personas usuarias.
En Europa, el 420 también ha echado raíces, aunque las formas de conmemorarlo varían según el contexto legal de cada país. En España, por ejemplo, existe una extensa red de asociaciones cannábicas, especialmente en Cataluña, que operan bajo un modelo de autoconsumo compartido. En ciudades como Barcelona y Madrid, el 20 de abril se celebra con actividades culturales, encuentros en clubes y, en algunos casos, concentraciones en espacios públicos. Aunque el consumo en la vía pública no es legal, las autoridades suelen tolerar ciertos actos simbólicos, siempre que sean pacíficos. Alemania, por su parte, está en proceso de una legalización parcial del cannabis, y este año el 420 fue aprovechado para informar a la ciudadanía sobre los cambios legislativos y seguir presionando por una regulación más amplia. En países como Francia o Italia, donde el cannabis sigue siendo ilegal, la fecha se vive con marchas simbólicas y actos de desobediencia civil no violenta, muchas veces organizados por colectivos juveniles o activistas por la salud pública.
A pesar de las diferencias entre países, el 420 se alza como una convergencia entre culturas, generaciones y movimientos sociales que buscan replantear las políticas de drogas a nivel global.