El director del Laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, Rafael Maldonado, ha advertido de que la edad a la que se inicia el consumo de cannabis «determina las consecuencias de las alteraciones cognitivas» que produce esta sustancia, y afecta a procesos de maduración del cerebro.

En rueda de prensa con motivo del III Congreso Mundial de la World Association on Dual Disorders y el VI Congreso Internacional de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), que se celebra esta semana en Madrid, Maldonado ha recordado que el cannabis «no afecta igual a quienes comienzan a consumir a los 14 años que a quienes lo hacen por encima de los 25 años».

Según ha explicado, las estructuras más básicas del cerebro, denominadas subcorticales, maduran alrededor de los 14 años. Sobre los 18, es el turno de las áreas corticales; y entre los 23 y los 25 años maduran las estructuras más implicadas en el control de la conducta, como la corteza frontal. «Cuando se empieza a consumir a edades muy precoces, las consecuencias a largo plazo van a ser muy negativas, pudiendo afectar a aspectos cognitivos como el coeficiente intelectual», ha advertido.

«La edad de inicio de consumo en España es alrededor de los 14 años. Este es un factor crucial para el pronóstico del consumo, es decir, si se generará un abuso posterior o no. Todo esto puede generar deterioro cognitivo, actuando en el hipocampo. Esta alteración genera nuevas proteínas, que son cambios permanentes a largo plazo. Hay datos que demuestran que la edad es prioritaria para llegar a una adicción. Empezar a edades precoces te convierte en más vulnerable», ha incidido el experto, que impartirá en este congreso la conferencia ‘Avances recientes para comprender las ventajas y los riesgos de la activación del sistema endocannabinoide’.

Sin embargo, ha expuesto los resultados de un estudio en ratones viejos publicado recientemente en la revista ‘Nature Medicine’ que ha concluido que el tratamiento con dosis muy reducidas de cannabis logra un efecto contrario, es decir, una mejora de la cognición. Maldonado ha insistido en que la edad y la dosis son «claves» para las consecuencias del cannabis. «En el futuro quizá podría haber algún tratamiento con dosis bajas de cannabis», ha pronosticado.

Así, ha señalado que las plantas que se producen en la actualidad cuentan con alrededor de un 30 por ciento de THC, su principal componente psicoactivo y que tiene un riesgo mucho mayor de producir psicosis y otros trastornos en personas vulnerables adictas; mientras tanto, apenas cuentan con un 2-3 por ciento de cannabidiol, que «tiene el efecto contrario: es un antipsicótico y podría tener aplicaciones terapéuticas».

Los riesgos del cannabis en personas vulnerables

En cualquier caso, el presidente de la Fundación Patología Dual de la SEPD, Néstor Szerman, ha criticado las corrientes de opinión que atribuyen solo propiedades terapéuticas beneficiosas al cannabis, niega sus riesgos para la salud pública y «trivializa» su consumo. «Debemos advertir de los peligros a los grupos vulnerables, como las personas con antecedentes familiares o personales de psicosis, trastorno bipolar, déficit de atención o impulsividad», ha apuntado.

El experto ha comentado que la evidencia científica prueba que si el sistema endocannabinoide endógeno del cerebro, involucrado en los procesos mentales, «no funciona con normalidad puede dar lugar a diferentes enfermedades mentales y a desarrollar adicción al cannabis». «Una de cada diez personas que se expone a una sustancia termina generando adicción. La gente elige fumar o jugar a la tragaperras, pero no ser adicto, se da en una persona vulnerable», ha reiterado.

Szerman ha detallado que las personas con alto riesgo de desarrollar psicosis también poseen una vulnerabilidad genética mayor a un uso problemático del cannabis. «Incluso en individuos con baja vulnerabilidad, un THC muy potente puede desencadenar una psicosis», ha alertado. Pese a todo, el presidente de la SEPD, Miguel Casas, ha defendido que las sustancias «no son un demonio, sino un peligro cuando existe una predisposición». «En España casi todo el mundo consume alcohol, pero solo un 10-15 por ciento es alcohólico», ha ejemplificado.

Nota: artículo original publicado en infosalus.com